El término abuso sexual es una expresión utilizada con diversos alcances, según los países, para referirse genéricamente a un acto que daña la libertad sexual de otra persona.[1][2] En sentido genérico, el abuso sexual incluye no sólo los casos más graves tipificados como delitos sexuales, sino también el lenguaje abusivo cotidiano con contenido sexual y otras formas de trato y acoso ofensivas,[3] que en muchas ocasiones no se consideran delitos pero sí pueden verse como faltas laborales o de convivencia.
El abuso sexual se relaciona con la violencia de género, la violencia doméstica y el maltrato infantil. Una modalidad específica de abuso sexual es el abuso sexual infantil, que tiene peculiaridades psicológicas debido a la extrema vulnerabilidad, el impacto traumático y las dificultades para la comunicación que presentan los niños.[4]
Existe la tendencia a eliminar las clasificaciones y denominaciones tradicionales de los delitos sexuales (violación, estupro, corrupción de menores), debido a sus implicaciones morales, para utilizar un nuevo esquema clasificatorio, con nuevas denominaciones, como «abuso sexual», «ataque sexual», «agresión sexual» y otros equivalentes, que están siendo tipificadas con importantes variaciones según el país.[5][6]