El agua de mar o agua salada es una disolución hecha o basada en agua que compone los océanos y mares de la Tierra. Es salada por la concentración de sales minerales disueltas que contiene, un 3.5 %; es decir, en cada litro de agua (1000 gramos) hay 35 gramos de sales disueltas como media.[1] La densidad media en superficie es de 1.025 g/ml, siendo más densa que el agua dulce y el agua pura. A mayor contenido en sal, más bajo es su punto de congelación, por lo que el agua del mar se convierte en hielo bajo los −2 °C, aunque se ha registrado[2] una corriente en la Antártida a −2.6 °C. Los océanos contienen un 97.25 % del total de agua que forma la hidrosfera.