Anorexia nerviosa | ||
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Retrato de una paciente «Miss A—» en 1866 y 1870, antes y después del tratamiento. Se trata de uno de los primeros casos publicados de anorexia nerviosa. Tomado de un artículo médico de sir William Gull. | ||
Especialidad |
psiquiatría psicología clínica | |
La anorexia nerviosa es, junto con la bulimia, un conjunto de trastornos de la conducta alimentaria y uno de los principales desórdenes alimentarios, también llamados trastornos psicogénicos de la alimentación (TPA). Lo que distingue a la anorexia nerviosa es el rechazo de la comida por parte del enfermo y el miedo obsesivo a engordar, que puede conducirlo a un estado de inanición. Es decir, una situación de gran debilidad ocasionada por una ingesta insuficiente de nutrientes esenciales.[1] En casos graves puede desarrollar desnutrición, hambre, amenorrea y extenuación.[2]
Sus orígenes nosológicos son muy antiguos, se conocen casos descritos desde el período helenístico, relacionados con el ayuno religioso.[3] Participan en su evolución las funciones psicológicas, los trastornos neuroendocrinos, hormonales y metabólicos.[4] Los posibles tratamientos están todavía en estudio, los tratamientos farmacológicos actuales pueden dar solo un modesto beneficio al paciente.[5]
La anorexia nerviosa es un trastorno, y no debe confundirse con el síntoma también llamado anorexia. El término anorexia proviene del griego a-/an- (negación) + órexis («apetito», «hambre»; «deseo»), y se emplea, en general, para describir la inapetencia o falta de apetito;[6][7][8] este síntoma puede ocurrir en circunstancias muy diversas, tales como estados febriles, enfermedades generales y digestivas o simplemente en situaciones transitorias de la vida cotidiana. La anorexia por lo tanto es un síntoma que puede aparecer en muchas enfermedades y no una enfermedad en sí misma.[9][10]
Por el contrario, la anorexia nerviosa no es un síntoma, sino un trastorno específico caracterizado por una pérdida autoinducida de peso, acompañada por una distorsión de la imagen corporal, cuya presencia es indicativa de un estado patológico diferente del individuo, y puede tener consecuencias muy graves para la salud de quien la padece.[9][10]