La expresión arquitectura normanda se utiliza para referirse al estilo románico creado por los normandos en los diversos territorios en los que ejercieron su dominio o su influencia entre los siglos XI y XII. Crearon simultáneamente un gran conjunto de castillos y fortificaciones, incluyendo las torres normandas, pero también monasterios, abadías, iglesias o catedrales, en un modelo caracterizado por los arcos redondos (especialmente sobre puertas y ventanas) y por sus proporciones masivas.
Estos estilos arquitectónicos románicos nacidos en Normandía se extendieron por el norte de Europa occidental, especialmente en Inglaterra, país que contribuyó considerablemente al desarrollo de este estilo y donde se conservan el mayor número de ejemplares arquitectónicos del mismo. Hacia la misma época, una dinastía normanda reinaba en Sicilia, donde su presencia generó una variación particular, igualmente llamada arquitectura normanda o, alternativamente, arquitectura románica siciliana, y que incorpora influencias procedentes de la arquitectura bizantina o de la primera arquitectura musulmana.