Austrasia (en francés Austrasie, y en alemán Austrasien) es el nombre con el que se conoce la parte nororiental del reino Franco durante el periodo de los reyes merovingios, en contraposición a Neustria, que era la parte noroccidental.[1]
Clodoveo I el Grande, rey de los francos, dispuso que su reino fuese dividido entre sus hijos a su muerte en 511: Neustria para Clotario, Austrasia para Teodorico, Orleans para Clodomiro, y París para Childeberto.[2] [3] Desde este momento hasta la reunificación del reino por Pipino el Breve a mediados del siglo VIII,[2] Austrasia fue durante la mayor parte del tiempo un reino independiente, con capital en Metz.[4]
Austrasia estaba formada por territorios del este de la actual Francia, oeste de Alemania, Bélgica y los Países Bajos. De forma aproximada comprendía las cuencas de los ríos Rin, Mosa y Mosela. Además de Metz incluía localidades como Reims (que sirvió de capital para algunos reyes de Austrasia), Colonia o Tréveris. Su influencia se prolongaba hacia el este llegando a Turingia y Baviera.
Desde la creación del reino en 511, Austrasia estuvo constantemente envuelta en disputas con su vecina Neustria. Estas disputas alcanzaron su clímax con las guerras que enfrentaron a la reina Brunegilda de Austrasia y la reina Fredegunda. En 613, una rebelión de la nobleza contra Brunegilda depuso a la reina[2] y la entregó, junto con el reino, al rey Clotario II de Neustria, que reunificó ambos reinos y creó un Reino Franco unido gobernado desde París.[4]
Con el debilitamiento de la influencia real en Austrasia, el puesto de Mayordomo de Palacio se convirtió en el auténtico poder fáctico del reino y se tornó hereditario dentro de la familia carolingia.[4] Tras la deposición del último rey merovingio por los carolingios, Austrasia no volvió a formar un reino aparte. Bajo los sucesores de Carlomagno recibía el nombre de Austrasia la parte oriental del Imperio, la futura Alemania.