En arte, sobre todo en el dibujo o la pintura, el carboncillo es el «palillo de brezo, sauce u otra madera ligera»,[1] como olivo o abedul,[2] carbonizado, usado para aplicar los trazos del dibujo. También puede referirse a la obra creada con él.[1] Aunque es utilizado típicamente para realizar el boceto, también puede presentarse como obra acabada, habitualmente junto con otros materiales como sanguina o lápiz, y es especialmente valorado para realizar retratos.[3]
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