El Cautiverio de Asiria es el periodo de tiempo en que los israelitas fueron reubicados por la fuerza en el Imperio asirio, acaecida a partir del 732 a. C.[1] Tras dos décadas de invasiones, habitantes del Reino de Israel se vieron obligados a refugiarse al sur, en el Reino de Judá, mientras otros caían en manos enemigas; finalmente el Reino de Israel fue conquistado por Tiglatpileser III y su hijo Salmanasar V, anexando Israel al imperio y deportando una porción de sus habitantes.
Los asirios en sus propósitos expansionistas sitiaron Jerusalén (capital de Judá), pero se vieron obligados a retirarse para defender su territorio a causa de la guerra con Babilonia. A diferencia con el cautiverio de Babilonia, se sabe poco del destino de los cautivos y no se registra un edicto extranjero que les concediera permiso para regresar y reconstruir su tierra natal. Sin embargo, Asiria fue conquistada por Babilonia y Babilonia fue conquistada por el Imperio persa, siendo los persas quienes para ganarse el favor de sus nuevos súbditos crean como medidas políticas la restauración de los santuarios de culto y a la repatriación de los deportados.[2] Según el Tanaj (Antiguo Testamento), las tribus deportadas se entremezclaron con los asirios describiéndolas como las Diez tribus perdidas.[3]
Muchos siglos después, los rabinos del restaurado reino de Judá todavía estaban debatiendo acerca de la cuestión de la vuelta de las "diez tribus perdidas".[4]