Para la persecución de intelectuales y políticos en Estados Unidos durante la década de 1950, véase Macarthismo.
Se conoce como caza de brujas al fenómeno histórico sucedido principalmente en los pueblos germánicos, anglosajones y franceses entre el siglo XV y el siglo XVII, en el cual decenas de miles de personas, principalmente mujeres, fueron ejecutadas por practicar la brujería, incluyendo en ese término una amplia serie de actos y circunstancias, desde la medicina practicada por mujeres, la elaboración de brebajes y medicamentos, la adivinación y la magia, hasta conductas sexuales y sociales rechazadas por las autoridades religiosas,[1] e incluso marcas en el cuerpo.[2] El hecho también es conocido como quema de brujas, debido a que la hoguera era una de las formas habituales de ejecución de las personas condenadas por brujería.[3][4][5]
En el mundo hispano, la caza de brujas fue insignificante en España;[6] en Sudamérica (virreinato del Perú) nadie fue condenado a muerte por brujería entre los siglos xvi a xix[7] y en Centro- y Norteamérica (Nueva España), los casos fueron muy pocos.[8] En la Europa del este, incluyendo Polonia y Rusia, también fue un fenómeno insignificante.[6][9]
El término se usa hoy metafóricamente para referirse a la persecución de un enemigo percibido (habitualmente un grupo social no conformista) de forma extremadamente sesgada e independiente de la inocencia o culpabilidad real. Otras persecuciones masivas de la brujería, antiguas y presentes, han recibido el mismo sobrenombre.