Centauro

Centauro en bronce del Palacio de Malmaison.
Centauro de Royos, escultura arcaica del Peloponeso, bronce del s. VI a. C.
La centáurida, por John La Farge.
El centauro Quirón educando a Aquiles, por Jean-Baptiste Regnault.
Heracles matando al centauro Neso, por Giambologna, Loggia della Signoria en Florencia.

En la mitología griega, el centauro (en griego: Κένταυρος, Kéntauros; plural Κένταυροι, Kéntauroi; en latín Centaurus/Centauri) es una criatura legendaria con la cabeza, los brazos y el torso de un hombre y el cuerpo y las patas de un caballo. A veces también son denominados como hipocentauros[1]​ o ixiónidas. Aunque apenas sean citadas, las hembras son llamadas centáuridas.

Vivían especialmente en las montañas del Pelión, en Tesalia, y se les consideraba hijos de Centauro —el hijo de Ixión—, y algunas yeguas magnesias,[2]​ o bien la estirpe de los centauros habían nacido directamente de Ixión y Néfele.[1][3]​ Las esposas naturales de esos centauros son las ninfas peliónides (del monte Pelión), hijas innominadas de Quirón.[4]​ Una tribu de centauros chipriotas nació del semen que Zeus arrojó al suelo, pues Afrodita había conseguido huir de su padre; esos centauros se unieron al tíaso de Dioniso.[5]​ Algunos de los centauros más célebres poseen una genealogía individual: así Quirón es hijo de Crono y Fílira,[6]​ en tanto que Folo nació de Sileno y una ninfa melia.[7]

Los centauros son muy conocidos por la lucha que mantuvieron con los lápitas, provocada por su intento de raptar a Hipodamía el día de su boda con Pirítoo, rey de los lápitas y también hijo de Ixión. La riña entre estos primos es una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento civilizado en la humanidad y por el famoso centauro (Quirón). Teseo, un héroe y fundador de ciudades que estaba presente, inclinó la balanza del lado del orden correcto de las cosas, y ayudó a Pirítoo. Los centauros huyeron.[8]​ Escenas de la batalla entre los lápitas y los centauros fueron esculpidas en bajorrelieves en el friso del Partenón, que estaba dedicado a la sabia Atenea.

Como la titanomaquia, la derrota de los titanes por los dioses olímpicos, las contiendas con los centauros representan la lucha entre la civilización y el barbarismo y es conocida como centauromaquia.

En su artículo The Centaur: Its History and Meaning in Human Culture ("El centauro: su historia y su significado en la cultura humana"), Elizabeth Atwood Lawrence afirma que las contiendas entre los centauros y los lapitas tipifican la lucha entre civilización y barbarie.[9]

El personaje general de los centauros es el de seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales. Dos excepciones a esta regla son Folo y Quirón, que expresaban su «buena» naturaleza, siendo centauros sabios y amables.

Entre los centauros, el tercero con una identidad individual es Neso. El episodio mitológico del centauro Neso raptando a Deyanira, la prometida de Heracles, también proporcionó a Giambologna (1529-1608), un escultor flamenco que trabajó en Italia, espléndidas oportunidades de concebir composiciones con dos formas en violenta interacción. Giambologna realizó varias versiones de Neso raptando a Deyanira, representados por los ejemplos conservados en diversos museos. Sus seguidores, como Adriaen de Vries y Pietro Tacca, continuaron esculpiendo incontables repeticiones del tema. Cuando Albert-Ernest Carrier-Belleuse abordó la misma composición de formas en el siglo XIX, la tituló Rapto de Hipodamía.

En antiguas vasijas pintadas áticas los centauros eran representados como seres humanos de frente, con el cuerpo y las patas traseras de un caballo sujetos a la espalda. Posteriormente, fueron hombres solo hasta la cintura. La batalla con los lápitas y la aventura de Heracles con Folo (Apolodoro, II, 5; Diodoro Sículo, IV, 51) son temas favoritos del arte griego.

En Grecia, la constelación del Centauro (Centaurus) fue observada por Eudoxo de Cnido en el siglo IV a. C. y por Arato en el siglo III a. C.[10]

  1. a b Diodoro Sículo: Biblioteca histórica IV 70, 1
  2. Píndaro, Píticas II,39-45.
  3. Higino: Fábulas 33 y 34; el autor se refiere específicamente a Euritión y Neso como la prole de Ixión y Nube.
  4. Píndaro: Pítica V
  5. Nono: Dionisíacas 5, 611 ss., 14, 193 ss. y 32, 65 ss.
  6. Biblioteca mitológica I 2, 4.
  7. Biblioteca mitológica II 5, 4.
  8. Plutarco, Teseo, 30; Ovidio, Las metamorfosis XII, 210; Diodoro Sículo IV, 69, 70.
  9. Lawrence, Elizabeth Atwood (1994). «The Centaur: Its History and Meaning in Human Culture». Journal of Popular Culture 27 (4): 58. doi:10.1111/j.0022-3840.1994.2704_57.x. 
  10. Árato, Fenómenos 432.

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