Charles André Joseph Marie de Gaulle (pronunciado /ʃaʁl də ɡol/ (ⓘ); Lille; 22 de noviembre de 1891-Colombey-les-Deux-Églises, 9 de noviembre de 1970) fue un general y estadista francés que dirigió la resistencia francesa contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial y presidió el Gobierno provisional de la República francesa de 1944 a 1946 para restablecer la democracia en Francia. Fue una figura predominante en Francia durante la Guerra Fría, además de ser promotor de la reconciliación franco-alemana y una de las figuras influyentes en la historia del proceso de construcción de la Unión Europea, lo que hace que su pensamiento continúe influyendo en la política de Francia. En 1958, abandonó su retiro de la política tras haber sido nombrado primer ministro por el presidente René Coty. Su principal obra como presidente del gobierno fue la promulgación de una nueva constitución, la cual dio paso a la Quinta República una vez que esta se aprobó mediante un referéndum. Ese mismo año fue elegido presidente y fue reelecto en dicho cargo en 1965, renunciando en 1969.
Se graduó en la Escuela Especial Militar de Saint-Cyr en 1912. Fue nombrado oficial durante la Primera Guerra Mundial, habiendo salido herido varias veces y luego hecho prisionero en Verdún. Pétain lo consideraba un muy buen oficial.[1] En 1921 se casó con Yvonne Vendroux, con quien tuvo tres hijos: Philippe (1921-2024), Élisabeth (1924-2013) y Anne, que tenía síndrome de Down (1928-1948).[2] Durante el período de entreguerras, ejerció diversos cargos militares, en particular el de secretario del Consejo de Defensa Nacional (1937-1940), bajo el mando del mariscal Philippe Pétain. Durante la invasión alemana de mayo de 1940, dirigió una división blindada que contraatacó a los invasores; posteriormente fue nombrado subsecretario de guerra. Al caer el gobierno de Paul Reynaud y establecerse el régimen de Pétain, su antiguo jefe, con el apoyo del colaboracionista nazi, Pierre Laval, constató que las nuevas autoridades no continuarían la guerra contra el Tercer Reich y por el contrario planearían la rendición francesa en lugar de luchar desde Argelia. Al negarse a aceptar el armisticio de su gobierno con Alemania, De Gaulle exhortó a la población francesa a resistir la ocupación y continuar la lucha en su llamamiento del 18 de junio desde Londres tras haber abandonado el país el 16 de junio de 1940. Allí asumió el mando de la Francia Libre o Francia Combatiente.
Durante esos años escribió el libro L'Appel (entre 1940 y 1942), donde expone su visión de la guerra: la enorme tragedia de la ocupación, el espíritu derrotista, la entrega al enemigo, el llamamiento a no claudicar desde Londres, la organización de la Francia Libre, la lucha por la dignidad de esta en defensa de toda Francia y las aportaciones que estos franceses prestaron a los aliados, mediante la organización de fuerzas armadas que participaron en combates decisivos contra la Wehrmacht.
Dirigió un gobierno en exilio (fundado en Londres) así como las fuerzas armadas de este, las cuales estaban en contra de las potencias del Eje. A pesar de las frías relaciones que poseía con el Reino Unido y especialmente con los Estados Unidos, emergió como el líder indiscutido de la resistencia francesa. Se convirtió en jefe del Gobierno Provisional de la República Francesa en junio de 1944, siendo este el gobierno interino de Francia después de su liberación. Ese mismo 1944, De Gaulle introdujo una política económica dirigista, la cual implicaba un control sustancial conducido por el Estado sobre una economía capitalista. La consecuencia de esto fueron treinta años de crecimiento económico sin precedentes en la historia francesa, por lo cual dicho periodo (1944-1974) fue denominado como los Treinta gloriosos.
Frustrado por el regreso del mezquino partidismo en la nueva Cuarta República, De Gaulle dimitió a principios de 1946 sin dejar de lado la actividad política al haber fundado el partido Agrupación del Pueblo Francés (Rassemblement du Peuple Français, RPF). No obstante se retiró de la política a principios de la década de 1950 y escribió un libro sobre su experiencia en la guerra titulado Memorias de guerra, el cual rápidamente se convirtió en un elemento básico de la literatura francesa moderna. Cuando la guerra de Independencia de Argelia estaba desgarrando la inestable Cuarta República, la Asamblea Nacional lo trajo nuevamente al poder durante la crisis de mayo de 1958. Fundó la Quinta República con una fuerte presidencia, y fue elegido para continuar como presidente. Logró mantener a Francia unida mientras daba los pasos para terminar la guerra, pese a la molestia de los Pieds-Noirs (franceses étnicos nacidos en Argelia) y de los militares; ambos anteriormente habían apoyado su regreso al poder para mantener el dominio colonial. Le otorgó la independencia a Argelia y progresivamente a otras colonias francesas.
En el contexto de la Guerra Fría, De Gaulle inició su «política de grandeza» afirmando que Francia, como potencia principal, no debería depender de otros países, como los Estados Unidos, para su seguridad nacional y prosperidad. Con este fin, siguió una política de «independencia nacional» que le llevó a retirar al país de la estructura militar de la OTAN, a despejar el país de bases estadounidenses[3] y a lanzar un programa de desarrollo nuclear independiente que convirtió a Francia en la cuarta potencia nuclear. Restauró las relaciones francoalemanas para crear un contrapeso europeo entre las esferas de influencia angloamericanas y soviéticas mediante la firma del Tratado del Elíseo el 22 de enero de 1963. Sin embargo, se opuso a cualquier desarrollo de una Europa supranacional, favoreciendo una Europa soberana. De Gaulle criticó abiertamente la intervención de los Estados Unidos en Vietnam y el «privilegio exorbitante» del dólar estadounidense. En sus últimos años, su apoyo al lema Vive le Québec libre y sus dos vetos a la entrada del Reino Unido en la Comunidad Económica Europea generaron una considerable controversia.
Pese a haber sido reelegido presidente en 1965, su permanencia en el puesto se vio en crisis por las protestas generalizadas de estudiantes y trabajadores en mayo de 1968. No obstante, logró librarse de dicha crisis y el mismo año consiguió ganar las elecciones legislativas con una considerable mayoría en la Asamblea Nacional. Sorpresivamente, De Gaulle renunció en 1969 después de perder un referéndum en el que propuso una mayor descentralización. Murió un año después en su residencia en Colombey-les-Deux-Églises, dejando sus memorias presidenciales sin terminar. Muchos partidos y figuras políticas francesas reclaman un legado denominado gaullista, siendo muchas las calles y monumentos en Francia las que están dedicadas a su memoria, incluyendo al único portaaviones nuclear de Europa, el Charles de Gaulle (R91).