El Cilindro de Ciro es una pieza cilíndrica de arcilla que contiene una declaración en acadio babilonio cuneiforme del rey persa Ciro el Grande (559-529 a. C.). El texto marcó un hito muy importante en la tolerancia y respeto por los diferentes pueblos y creencias. Liberó a los esclavos, declaró que todos los pueblos tenían derecho a elegir su propia religión, estableció la igualdad racial, el respeto a las costumbres y tradiciones de las minorías étnicas. Este antiguo documento, ha sido reconocido como la primera declaración de Derechos Humanos del mundo. Está traducido en los seis idiomas oficiales de las Organización de las Naciones Unidas y sus disposiciones son similares a los primeros cuatro artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. También en el texto, el nuevo rey legitima su conquista y toma medidas políticas para ganarse el favor de sus nuevos súbditos. Data del siglo VI a. C. y procede de las ruinas de Babilonia en Mesopotamia (actual Irak).[1]
Fue descubierto en 1879 por el arqueólogo asirio-británico Hormuzd Rassam durante la excavación del templo de Marduk en Babilonia. Consiste en dos fragmentos, llamados "A" y "B". El primero permaneció en el Museo Británico desde su descubrimiento, mientras que el segundo fue custodiado en la Universidad de Yale hasta su traslado al Museo Británico, donde se encuentra actualmente.
El texto del cilindro alaba a Ciro y muestra su genealogía real. Se denuncia al rey babilonio Nabonido, que fue vencido por Ciro, como un opresor de la gente de Babilonia, y sus orígenes humildes se contrastan implícitamente con el linaje real de Ciro. El victorioso Ciro es mostrado como un elegido del dios babilonio Marduk para restaurar la paz y el orden a los babilonios. El texto dice que Ciro fue bienvenido por la gente de Babilonia como su nuevo gobernante y entró en paz a la ciudad. Pide también a Marduk que proteja y ayude a Ciro y a su hijo Cambises II. Habla de Ciro como un benefactor de los ciudadanos de Babilonia, que mejoró sus vidas, repatrió a los exiliados y restauró templos y lugares de culto por toda Mesopotamia y otras áreas de la región. Concluye con una descripción sobre cómo Ciro reparó la muralla de la ciudad de Babilonia y encontró una inscripción similar puesta allí por un rey anterior.[2]
El texto del cilindro ha sido visto tradicionalmente por eruditos bíblicos como evidencia que corrobora la política de Ciro de repatriar a la población judía luego del Cautiverio de Babilonia[3] (un acto que el Libro de Esdras atribuye a Ciro[4]), ya que el texto se refiere a la restauración de los santuarios de culto y a la repatriación de los deportados.[5] Esta interpretación es controvertida, pues el texto solo menciona santuarios de Mesopotamia y no hace mención de los judíos, Jerusalén o Judea.[6] El cilindro también ha sido calificado como la declaración de los derechos humanos más antiguo conocida, afirmación que otros rechazan como anacrónica[7] y un malentendido[8] de la naturaleza del cilindro, una declaración típica de un monarca al comienzo de su reino.[9][10][11][12] Neil MacGregor, Director del Museo Británico, ha dicho que el cilindro fue "el primer intento que conocemos sobre gobernar una sociedad, un Estado con diferentes nacionalidades y credos; una nueva forma de gobernar".[13] El cilindro fue adoptado como un símbolo nacional de Irán por el Estado Imperial, que lo puso en exhibición en Teherán en el año 1971 para conmemorar 2.500 años de la monarquía iraní.[14]