Claroscuro

La vocación de San Mateo (1599-1600), de Caravaggio, Capilla Contarelli, San Luis de los Franceses, Roma.

Claroscuro (del italiano chiaroscuro -pronunciación en italiano: /ˌkjaroˈskuːro/-)[1]​ es una técnica de pintura que consiste en el uso de contrastes fuertes entre volúmenes, unos iluminados y otros ensombrecidos, para destacar más efectivamente algunos elementos.[2]​ Esta técnica permite crear mayores efectos de relieve y modelado de las formas, a través de la graduación de tonos lumínicos. También se denomina claroscuro a la parte de luz reflejada en un objeto, que se proyecta en la parte sombreada de otro adyacente, realzando su volumen.

El concepto fue establecido por la teoría del arte en el siglo XV, al describir Cennino Cennini cómo los pintores de su época (los primitivos flamencos y los renacentistas italianos del Quattrocento) usaban gradaciones de tonos oscuros y claros para obtener una sensación de relieve. En realidad, técnicas semejantes venían utilizándose desde el siglo XIII para superar el incidendo y matizando medieval (que consistía simplemente en marcar tramas de líneas blancas y negras sobre superficies de color uniforme). Pintores góticos como Cimabue y Giotto realizaban de cuatro a seis gradaciones al mezclar los pigmentos con blanco.[3]​ La técnica alcanzaría su madurez en el Barroco, en especial con Caravaggio, dando lugar al estilo llamado tenebrismo.[4]​ La técnica era también característica del Manierismo, siendo ejemplos de este uso la Última Cena de Tintoretto o su Retrato de dos hombres, que presagia las composiciones de Rembrandt. El pintor neerlandés ha sido uno de los más conspicuos practicantes del claroscuro, utilizando la luz en su composición para destacar solo su objeto específico.[5]

Según la teoría de la historiadora del arte Marcia B. Hall,[6]​ cuya propuesta ha ganado considerable aceptación,[7]​ es uno de los cuatro modos pictóricos canónicos del Renacimiento tal como se establecieron en la práctica de los maestros del Pleno Renacimiento a comienzos del siglo XVI; siendo los otros tres el sfumato, el cangiante y la unione.[8]

  1. Lajo Pérez, Rosina (1990). Léxico de arte. Madrid - España: Akal. p. 48. ISBN 978-84-460-0924-5. 
  2. Fatás y Borrás, 1990, p. 62.
  3. The Grove Encyclopedia of Materials and Techniques in Art, 2008.
  4. Fatás y Borrás, 1990, p. 225.
  5. Chilvers, 2007, p. 206.
  6. Hall, Marcia B. (1994). Color and Meaning: Practice and Theory in Renaissance Painting. New York, N.Y.: Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-45733-0. 
  7. «Four Canonical Painting Modes by APA». . Retrieved June 18, 2015.
  8. Hall, Marcia B., Rome (series "Artistic Centers of the Italian Renaissance"), pp.148-150, 2005, Cambridge University Press, 2005, ISBN 0521624452, 9780521624459, google books

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