El clima de Chile comprende un amplio rango de condiciones a través de una gran escala geográfica que se extiende por casi 40 grados de latitud (y casi 73 grados si se considera el reclamado Territorio Chileno Antártico). Generalizando, al analizar los diferentes territorios de la geografía de Chile, el norte tiene un clima más seco con temperaturas relativamente altas, mientras que el sur posee un clima más fresco y húmedo. La precipitación es más frecuente durante los meses de invierno. Además se deben mencionar el clima tropical lluvioso, de Isla de Pascua, el clima marítimo subtropical del archipiélago de Juan Fernández y el clima polar del Territorio Chileno Antártico.
Según la clasificación climática de Köppen,[1] Chile incluye dentro de sus límites los 5 grandes grupos climáticos que existen en el mundo: Tropical, Desértico, Templado, Continental y Polar, dentro de estos grupos se encuentran los 18 principales climas presentes a lo largo del país.[2] Desde el clima desértico en el norte, a la tundra y glaciares en el este y el sur, pasando por el tropical húmedo en Isla de Pascua,[3] el clima mediterráneo en Chile central, el continental subalpino en la cordillera,[4] el clima oceánico en el sur y el clima polar en el Territorio Chileno Antártico.[5] Se presentan las cuatro estaciones en todo el país: verano (diciembre a marzo), otoño (marzo a junio), invierno (junio a septiembre) y primavera (septiembre a diciembre).
Los factores más importantes que controlan el clima en Chile son el anticiclón del Pacífico Sur, el área de baja presión circumpolar austral, la fría corriente de Humboldt y la cordillera de los Andes. A pesar de la longitud de las costas chilenas, algunas zonas del interior pueden experimentar amplias oscilaciones de temperatura, y ciudades como Lonquimay pueden experimentar incluso un clima de tipo continental.[6] En los extremos noreste y sureste, las zonas fronterizas se internan en el altiplano y en las llanuras de la Patagonia chilena, dando a estas regiones patrones climáticos similares a los de Bolivia y Argentina, respectivamente.
Entre los numerosos efectos del clima presente en este país, destaca su influencia en la flora de Chile.