La conquista normanda de Italia meridional fue un proceso desarrollado durante varias décadas del siglo XI. Los vikingos o normandos, procedentes del norte, se asentaron como mercenarios en el sur de la península itálica al servicio de lombardos y bizantinos. Con el tiempo terminaron estableciendo sus propios estados, que tras ser unificados y derrotar a las fuerzas locales lograron su independencia, como muy tarde en 1017.
A diferencia de la conquista normanda de Inglaterra, resultado de unas rápidas campañas, implicó décadas de batallas sin coordinación hasta que se formó un estado organizado. Este estado, que abarcaba el tercio sur de Italia con la única excepción de Benevento, llegó a arrebatar Sicilia y Malta a los árabes.