El cuento de fantasmas, o historia de fantasmas, es toda aquella obra de ficción o drama, dentro del género de terror, que incorpora un fantasma, o simplemente toma como premisa su posibilidad o la creencia de los personajes de la obra en ellos.[1] El escritor y especialista británico L. P. Hartley describía este tipo de narración como «la forma más exigente del arte literario».[2] De la misma opinión fue la también especialista May Sinclair: «Considero los cuentos de fantasmas como una forma de arte perfectamente legítima y, a la vez, la más difícil». A lo que añadió: «Los fantasmas tienen su propio ambiente y su propia realidad; tienen también su propio escenario dentro de la realidad diaria que conocemos; el narrador maneja dos realidades al mismo tiempo».[3]
En una Antología de fantasmas que preparó, el estudioso español Antonio Ballesteros afirmó a su vez: «Aunque pueda parecer lo contrario, el relato de fantasmas es una de las formas más difíciles y complejas de la escritura literaria, pues, con un escaso número de ingredientes, se ha de construir una suerte de microcosmos de terrorífica atmósfera, que, si no se maneja con soltura y brillantez estilística, puede precipitarse irremisiblemente en lo grotesco y lo ridículo».[4]
El historiador y estudioso del género estadounidense Jack Sullivan explica en pocas palabras los motivos del interés que despierta el cuento de fantasmas entre el público: «En cuanto a las razones últimas por las que leemos estas historias, cabe señalar que semejante pregunta aburrida e incontestable ya se ha planteado demasiadas veces. Basta el hecho de que nos divierten. Las razones siguen siendo tan perversas y misteriosas como las mismas historias».[5]
Aunque no se circunscriben a la órbita anglosajona, los representantes más destacados de la modalidad son autores en lengua inglesa de la época victoriana, como M. R. James, Algernon Blackwood, Joseph Sheridan Le Fanu, Henry James, Charles Dickens, Edith Wharton, etc.