El cultivo del cáñamo o cannabicultura con fines tanto lúdicos como medicinales es una práctica extendida en muchas partes del mundo, tanto para su comercialización o contrabando como para diversas formas de autoconsumo. En algunas zonas como México, Colombia, Holanda el cultivo a pequeña escala es parcialmente legal,[1] mientras que en otras lugares las penas son duras. En mayo de 2014 Uruguay se convirtió en el primer país en legalizar y regular la producción, distribución y el consumo de cannabis. Se busca el cultivo que potencie la concentración final de THC, uno de los principales elementos psicoactivos de la planta.