En la mitología griega, Dioniso (en griego clásico y moderno: Διόνυσος [Diónysos], también llamado Baco Βάκχος [Bácchos]; en latín Dyonisus / Bacchus, Baco) es uno de los considerados dioses olímpicos, dios de la fertilidad y el vino.[1] Es considerado generalmente como hijo de Zeus y Sémele,[2] aunque existen otras versiones minoritarias en las que siendo también hijo de Zeus, su madre varía entre Dione,[3] Selene[4] Deméter[5] o Perséfone.[6]
No debe confundirse Dioniso con Dionisio; Dioniso es el teónimo del dios del vino, en tanto que Dionisio es un nombre propio masculino, como por ejemplo, Dionisio de Halicarnaso.
Dioniso era inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y se convirtió gradualmente en un personaje importante de la mitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias lo presentan como «extranjero».[7] El séquito de Dioniso era llamado el tíaso y estaba formado principalmente por las ménades, sus compañeras de orgía, que danzan y tocan el tympanum. «Y los de Dioniso son los silenos, los sátiros, los títiros y los grupos de bacantes, las lenas, las tías (tíades), las mimalones, las náyades y las que en conjunto reciben el nombre de ninfas».[8] «Dioniso va a zarpar de Andros hacia un cortejo báquico y su nave, todavía amarrada en puerto lleva un cortejo de sátiros, de lenas y todos los silenos. Lleva también a la Risa (Γέλως) y a Como (Κῶμος), dos divinidades muy dadas a la algazara y al banquete, para que el río, con sumo placer, haga con ellos la cosecha».[9]
Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino.[10] La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación.[11] Como divinidad vinícola se le vinculaba con Deméter (el pan) como alimento básico, invocado también por sus propiedades farmacológicas y anímicas («medicina contra las penas») y estimulador de la palabra, la sociabilidad y la franqueza.[12] Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.[13]
El nombre Dionysos es de significado incierto. Su elemento -nysos bien puede ser de origen extraheleno, pero dio- ha sido relacionado desde antiguo con Zeus (genitivo Dios). Para los autores griegos, Nisa era una ninfa que lo crio, o la montaña donde era atendido por varias ninfas (las Nisíades), que lo alimentaron y lo hicieron inmortal por orden de Hermes.[14]
Según la etimología estoica propuesta por Cleantes, en la que dianysai se traduce como «recorrer totalmente», Dioniso es identificado con el sol que cada día «recorre enteramente el círculo celeste». Siglos más tarde, Macrobio transmite en sus Saturnales diversas alegorías de Dioniso-sol, siendo Dioniso el «sol nocturno» que recorre el hemisferio inferior y Apolo el «sol diurno» que transita el hemisferio superior; las edades de Dioniso —niño, efebo, barbudo— simbolizan los ciclos solares de crecimiento y decrecimiento durante todo el año, por lo que el dios gobierna la fertilidad de la tierra y los frutos junto a las diosas «lunares» (Deméter y Perséfone). Como divinidad solar Dioniso encarna la potencia masculina del cosmos, «espíritu (pneûma) generador y nutricio» para los estoicos según Plutarco, y como Liber Pater romano considerado «padre de todas las cosas» y dador del «poder seminal» asociado a la procreación. En este último sentido, es asociado en general con la naturaleza húmedo-cálida y ligado a las plantas frutales según Porfirio, idéntico a Osiris en Plutarco.[15]
Dioniso es representado en la mayoría de las vasijas griegas tocando su flauta: el aulos. De esta forma, Dioniso es representado como músico, encarnando el símbolo del exceso y la desmesura humanas, quien con vino, la música de su aulos y danzas frenéticas podía liberar a sus seguidores de sus propias represiones y subvertir la opresión del orden social dominante. En la obra de Píndaro se relata la creación del aulos por la diosa Atenas y en Homero la invención de la lira por Hermes; y dadas estas circunstancias de aparición de ambos instrumentos en la mitología griega, el primero representa el instrumento de la exaltación, de la tragedia y las emociones subjetivas, mientras que el segundo representa el instrumento propio de los estados anímicos contemplativos y serenos del universo y de las propiedades acústicas de la materia. En la mitología griega la lira es el instrumento propio del dios Apolo, sereno, extático, símbolo del orden y de las formas, de la simetría y de la armonía del Cosmos, el sonido de las cuerdas como representación de las proporciones armónicas del universo, base fundante de la concepción pitagórica de la música. El aulos, por el contrario, es el instrumento del dios Dioniso, símbolo del éxtasis y del frenesí, del desenfreno y de las fuerzas oscuras e irracionales.[16]
Posteriormente fue conocido por los romanos como Baco[17] y el frenesí que inducía, bakcheia.
Santa señora de los dioses, santa que bajo la tierra mueves tu ala de oro, ¿oyes esto a Penteo? ¿Oyes su impía blasfemia contra Bromio, el hijo de Sémele, el demonio que en las fiestas de hermosas coronas es el primero de los bienaventurados? Aquel que sabe danzar en comitiva y reír con la flauta y quitar los cuidados, cuando del vino llega la gala en el banquete de los dioses, y en las fiestas en que se lleva yedra la copa envuelve en sueño a los mortales.Eurípides, Las bacantes 370–85
[...] cuando Dioniso había renacido del muslo de Zeus, Hermes le confió al cuidado de las ninfas del monte Nisa, quienes lo alimentaron con la comida de los dioses y lo hicieron inmortal.