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Elecciones generales de 1948 Presidente de la República 23 de 46 escaños del Congreso Constitucional | |||||||||||
Fecha | Domingo 8 de febrero de 1948 | ||||||||||
Tipo | Presidencial, Legislativa y Municipal | ||||||||||
Período | 8 de mayo de 1948 - 8 de mayo de 1952 | ||||||||||
Demografía electoral | |||||||||||
Hab. registrados | 164 465 | ||||||||||
Votantes | 103 451 | ||||||||||
Participación | |||||||||||
62.90 % | |||||||||||
Resultados | |||||||||||
Otilio Ulate Blanco – PUN | |||||||||||
Votos | 54 931 18.4 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 9 9 | ||||||||||
53.09 % | |||||||||||
Rafael Ángel Calderón – PRN | |||||||||||
Votos | 44 438 50.8 % | ||||||||||
Diputados obtenidos | 14 0 | ||||||||||
42.96 % | |||||||||||
Otros partidos | |||||||||||
Votos | 4082 | ||||||||||
Diputados obtenidos | 0 | ||||||||||
3.95 % | |||||||||||
Resultados por provincia | |||||||||||
Composición del Congreso Constitucional | |||||||||||
Presidente de la República de Costa Rica | |||||||||||
Las elecciones generales de Costa Rica de 1948 se celebraron el domingo 8 de febrero del mencionado año con el objetivo de renovar la presidencia de la República y 23 de los 45 escaños del Congreso Constitucional. Fueron las vigesimoséptimas elecciones presidenciales desde la instauración del cargo en 1849 y el último proceso electoral celebrado bajo la Constitución Política de 1871 y el régimen de la «Primera República», ya que sus resultados condujeron al estallido de una guerra civil que le pondría fin. Fue la última elección en la que no votaron las mujeres, los analfabetos y los afrocostarricenses.[1]
El expresidente Rafael Ángel Calderón Guardia anunció que sería nuevamente candidato en las elecciones de 1948 tan solo unos días después de los comicios en los cuales fue electo su sucesor, el presidente saliente Teodoro Picado Michalski, y efectivamente se presentó, apoyado por la coalición Bloque de la Victoria compuesta por los partidos Republicano Nacional (PRN) y Vanguardia Popular (VP).[2] Las tres principales fuerzas de la oposición, por ese entonces los partidos Unión Nacional (PUN), Demócrata (PD) y Social Demócrata (PSD), resolvió unificarse y apoyar una candidatura única, resultando designado el exdiputado de Alajuela Otilio Ulate Blanco, del PUN. Hubo otros candidatos menores que presentaron candidaturas y listas legislativas.[2]
Desde su elección, el gobierno de Picado había enfrentado una dura polarización política, exacerbada por su imagen de ser un presidente «débil» y «subordinado» al liderazgo de Calderón, enfrentando además distintas presiones por su coalición con el comunismo costarricense, que ejercía una enorme influencia.[2] Por tal motivo, la campaña se caracterizó por una tensión creciente, que se agravó a medida que se acercaba la fecha electoral, con enfrentamientos entre los grupos de choque comunistas ligados a Vanguardia Popular y las juventudes de los partidos opositores confrontándose violentamente durante el debate presupuestos de los órganos electorales en el Congreso. Hubo también actos de subversión opositora, destacando un levantamiento social en la provincia de Cartago que motivó la destitución del gobernador en ejercicio, y el evento opositor conocido como «huelga de Brazos Caídos» que resultó en varios muertos.[2] El gobierno acusó a sus opositores de ser fascistas y de buscar derogar las «Garantías Sociales» aprobadas durante los ocho años anteriores, mientras que la oposición afirmó que no las derogaría si llegaba al poder, al tiempo que buscó instalar la idea de que la continuidad del calderonismo en el poder implicaba acercarse más a la creación de un régimen de corte soviético en Costa Rica.[2]
La elección fue administrada por el Tribunal Nacional Electoral, entidad creada durante el gobierno de Picado como respuesta a las crecientes demandas de la oposición. Del mismo modo, la confección y posterior revisión del padrón de electores quedaría a cargo del Registro Electoral, órgano cuyo presidente fue Benjamín Odio, y cuyo trabajo terminó depurando del padrón a una gran cantidad de votantes.[3] Si bien el Tribunal implicaba entregar a un organismo no gubernamental la gestión del proceso electoral (en reemplazo del Consejo Nacional de Electores) su autonomía total no estaba garantizada y sería el Congreso Constitucional quien en última instancia debía proclamar los resultados finales de la votación como válidos.[3]
A pesar de la novedad representada por el Tribunal, cercándose el día de la votación, la oposición temía que se cometiera un fraude electoral y se encontraba dividida entre sectores de línea dura y sectores moderados. Grupos opositores más duros, encabezados por José Figueres Ferrer (exiliado en 1942 y retornado al asumir Picado), consideraban que era imposible celebrar comicios limpios con el calderonismo en el poder y descartaba de plano una salida electoral, promoviendo un levantamiento armado que eventualmente se gestaría después de las elecciones.[2]
Finalmente, Ulate obtuvo una sorpresiva y amplia victoria con el 53,09% de los votos válidos y venció en las provincias de San José, Alajuela, Cartago y Heredia, mientras que Calderón recibió el 42,96% de los votos y se impuso en Guanacaste, Limón y Puntarenas.[4] En las elecciones legislativas paralelas el resultado fue totalmente inverso: si bien el PUN fue la unidad más votada por un margen ínfimo, empató en escaños con el PRN (10 cada uno), mientras que Vanguardia Popular consiguió 3 escaños, lo que le hubiera permitido al Bloque de la Victoria conservar su mayoría parlamentaria hasta 1950.[4]
El 28 de febrero, el Tribunal Nacional Electoral dictó sentencia sobre los comicios con dos dictámenes, el de mayoría suscrito por los magistrados Gerardo Guzmán y José María Vargas, y el de minoría suscrito por el magistrado Max Koberg, en uno resaltando inconsistencias en el conteo y nulidad del padrón, apareciendo una diferencia cercana a los 14.000 votos entre los emitidos para presidente y los emitidos para diputados, lo que hubiera influido para garantizar la victoria de Ulate, algo que el de la minoría rechazó.[3] Por su parte, el oficialismo denunció la existencia de irregularidades en el proceso eleccionario, exigiendo su inmediata anulación. El Congreso Constitucional dominado por el Bloque de la Victoria votó por anular solo el resultado de las elecciones presidenciales y no de las legislativas donde salió favorecido.[3]
En cualquier caso, la anulación de la elección sirvió para desatar el alzamiento del Ejército de Liberación Nacional promovido por Figueres y el inicio de la guerra civil costarricense. Picado dimitió el 20 de abril, semanas antes de la culminación de su mandato, y fue sucedido por Santos León Herrera, que se ocupó de completarlo el 8 de mayo, fecha en la que asumió la Junta Fundadora de la Segunda República encabezada por Figueres.[5][1]
El «Pacto Ulate-Figueres» firmado el 1 de mayo de 1948 facilitó que el nuevo régimen reconociera como válido del triunfo electoral de Ulate y en consecuencia se le permitiera asumir la presidencia el 8 de noviembre de 1949, convirtiéndolo en el primer presidente de la «Segunda República».[6]
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