El eurocentrismo es una cosmovisión que, en su forma más básica, coloca a Europa como centro de todo.
Como espacio intelectual promotor de un sesgo cultural, el inicio de su prominencia ha sido remontado a las élites del Renacimiento, convirtiéndose en un conjunto de teorías sociales universalistas y evolucionistas que defendían un papel de liderazgo de Europa para conquistar el mundo.[1]
El eurocentrismo (como otras formas de etnocentrismo) ha sido considerado un prejuicio cognitivo y cultural, que supone la existencia de experiencias históricas lineales movidas por esquemas culturales fijos, correspondientes a los provistos por la historia europea, considerando a las trayectorias no europeas como formaciones incompletas o deformadas.[2]