Extremismo y extremista son términos usados para describir acciones, ideologías, individuos, grupos, instituciones, agentes, partidos o movimientos políticos que se sitúan, bien a sí mismos o bien por quien los describe, muy alejados del centro político o del espacio social del consenso. En las sociedades y regímenes políticos democráticos el extremismo se asocia a la sustitución de la democracia por el autoritarismo o totalitarismo en un extremo u otro del espectro político (extrema izquierda y extrema derecha). En una coyuntura de revolución los extremismos contrapuestos se identifican, respectivamente, con los revolucionarios y los reaccionarios. En términos religiosos se habla de fundamentalismo o fanatismo, términos que también se aplican en contextos políticos. Uno de los principales rasgos del extremismo es su relación (más o menos asumida, negada o debatida) con la utilización o justificación de la violencia política, con diferentes formas de terrorismo o de represión política (según se aplique desde el poder o desde la oposición).
El término casi siempre se utiliza de forma peyorativa, prefiriendo los tildados de extremistas otros calificativos, como radicales, puros, o incluso antisistema.
Como concepto aplicable a cualquier ámbito, extremismo (y extremista) es una actitud (y una condición personal, grupal o institucional) similar a la intransigencia, y se contrapone a la moderación o al posibilismo.