Fagocito

Fagocito
Micrografía obtenida mediante microscopía electrónica de barrido de un neutrófilo fagocitando una bacteria productora del carbunco, Bacillus anthracis (en naranja). Se observa la forma bacilar a medio digerir dentro del fagocito de la izquierda (en amarillo).

Los fagocitos (o células fagocíticas[1]​) son células presentes en la sangre y otros tejidos animales capaces de captar microorganismos y restos celulares (en general, toda clase de partículas inútiles o nocivas para el organismo) e introducirlos en su interior con el fin de eliminarlos, en un proceso conocido como fagocitosis. Su nombre procede del griego phagein (φάγειν, 'comer'), y -cito, sufijo utilizado con el significado de 'célula', procedente del término kutos (κύτος, 'cavidad, urna').[2][3]​ Existen muchos tipos de células capaces de efectuar la fagocitosis; las células del sistema inmune que la realizan son de vital importancia en la defensa del organismo contra las infecciones.[4]​ Están presentes en todos los animales[5]​ y se encuentran muy desarrollados en los vertebrados.[6]​ Un litro de sangre humana contiene alrededor de seis mil millones de estas células.[7]​ Fueron descubiertos en 1882 en larvas de estrellas de mar por Iliá Ilich Méchnikov.[8]​ Debido a este trabajo, Méchnikov fue galardonado con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1908.[9]​ También se encuentran presentes en especies no animales; de hecho, algunas amebas poseen un comportamiento similar a los macrófagos (un tipo de fagocitos), lo que sugiere que aparecieron en una fase temprana de la evolución.[10]

En sentido genérico, suele llamarse «fagocitos» a las células del sistema inmune con capacidad fagocítica (como los macrófagos). Siendo más precisos, no todos los fagocitos son glóbulos blancos o células inmunitarias: en humanos y otros animales se clasifican en «profesionales» y «no profesionales», dependiendo de su efectividad y de si poseen funciones distintas a la fagocitosis.[11]​ Los fagocitos profesionales incluyen a los neutrófilos, monocitos, macrófagos, células dendríticas; los fagocitos "no profesionales" incluyen elementos muy numerosos en el cuerpo humano y distintos a los leucocitos, como las células epiteliales, endoteliales, fibroblastos, microglía y células del mesénquima.[12]​ La diferencia fundamental entre los dos tipos es que los profesionales poseen receptores celulares en su superficie que son capaces de distinguir entre sustancias propias y ajenas al cuerpo.[13]​ Esta especificidad es la base del reconocimiento de lo propio frente a lo ajeno, y sustenta la defensa contra las infecciones mediada por el sistema inmune y el remodelado de los tejidos sanos (retirando las células muertas o no funcionales).[14]

Durante las infecciones, los fagocitos profesionales son atraídos a la zona invadida por patógenos mediante señales químicas procedentes de las bacterias o de otros fagocitos que se encuentran presentes previamente. La atracción, denominada quimiotaxis, se debe a que los receptores celulares presentes en la superficie del fagocito unen ciertas sustancias de los patógenos, lo que les permite reconocerlos y fagocitarlos.[15]​ Algunos fagocitos destruyen a los patógenos mediante especies reactivas del oxígeno y óxido nítrico.[16]​ Tras la fagocitosis, los macrófagos y las células dendríticas son capaces de participar en la presentación de antígeno (la manipulación de parte de las partículas que han fagocitado a fin de exponerlas en su superficie para que otras células del sistema inmune las reconozcan y se activen). Estas partes son «presentadas» a otras células inmunes; algunos de estos macrófagos y células dendríticas se desplazan a un nódulo linfático para efectuar la presentación a un elevado número de células. Este proceso es de vital importancia para generar inmunidad.[17]​ No obstante, algunos patógenos han desarrollado estrategias para evadir esta respuesta.[4]

  1. «Curso de Introducción a la Inmunología Porcina. Segunda Edición - JM Sánchez-Vizcaíno». apps.sanidadanimal.info. Consultado el 22 de octubre de 2020. 
  2. Little, C.; Fowler H.W.; Coulson J. (1983). The Shorter Oxford English Dictionary. Oxford University Press (Guild Publishing). pp. 1566-67. 
  3. «κύτος». Diccionario Manual Griego: griego clásico - español. Vox: Spes. 1996. 
    κύτος εος [ους] τό cavidad, urna, escudo, coraza; piel, cuerpo; copa.
  4. a b Mayer, Gene (2006). «Immunology — Chapter One: Innate (non-specific) Immunity». Microbiology and Immunology On-Line Textbook. USC School of Medicine. Archivado desde el original el 7 de octubre de 2008. Consultado el 12 de noviembre de 2008. 
  5. Delves et al., 2006, p. 250
  6. Delves et al., 2006, p. 251
  7. Hoffbrand, Pettit y Moss, 2005, p. 331
  8. Ilya Mechnikov, consultado el 13 de diciembre de 2009. DeNobel Lectures, Physiology or Medicine 1901–1921, Elsevier Publishing Company, Amsterdam, 1967.
  9. Schmalstieg, FC; AS Goldman (2008). «Ilya Ilich Metchnikoff (1845–1915) and Paul Ehrlich (1854–1915): the centennial of the 1908 Nobel Prize in Physiology or Medicine». Journal of medical biography 16 (2): 96-103. PMID 18463079. Archivado desde el original el 24 de julio de 2011. 
  10. Janeway, Chapter: Evolution of the innate immune system. see Bibliography, consultado el 13 de diciembre de 2009
  11. Ernst y Stendahl, 2006, p. 186
  12. Robinson y Babcock, 1998, p. 187 y Ernst y Stendahl, 2006, pp. 7–10
  13. Ernst y Stendahl, 2006, p. 10
  14. Thompson, CB (1995). «Apoptosis in the pathogenesis and treatment of disease». Science 267 (5203): 1456-62. PMID 7878464. doi:10.1126/science.7878464. 
  15. Janeway, Chapter: Induced innate responses to infection.
  16. Fang FC (October de 2004). «Antimicrobial reactive oxygen and nitrogen species: concepts and controversies». Nat. Rev. Microbiol. 2 (10): 820-32. PMID 15378046. doi:10.1038/nrmicro1004. 
  17. Janeway, Chapter: Antigen Presentation to T Lymphocytes. consultado el 13 de diciembre de 2009

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