Un gobernador romano era un funcionario elegido o nombrado para ser administrador principal del Derecho Romano en todas las partes de una o más de las muchas provincias que constituían el Imperio romano.
El término genérico en la lengua legal romana era el Rector provinciae, sin tener en cuenta los títulos específicos, que también reflejan la situación intrínseca y estratégica de la provincia, y las diferencias correspondientes en autoridad.
En la época temprana del imperio, había dos tipos de provincias — senatoriales e imperiales — y surgieron varios tipos de gobernador. Solo los procónsules y los propretores descendieron conforme a la clasificación de Promagistrado.