Gobierno yugoslavo en el exilio

Vista del hotel Claridge's de Londres, lugar donde se asentó el gobierno yugoslavo en el exilio durante la Segunda Guerra Mundial

El Gobierno del Reino de Yugoslavia partió al exilio a mediados de abril de 1941, cuando quedó clara la victoria de Alemania y de sus aliados del Eje en su campaña de castigo. El Gobierno acabó por instalarse en Londres y trató de representar al país —en la práctica desmembrado e inmerso en una guerra civil paralela a la guerra mundial— ante los Aliados. Víctima de sus disputas internas y de su incapacidad para controlar los acontecimientos en Yugoslavia, fue finalmente forzado a alcanzar un acuerdo en desventaja con Tito que supuso su desaparición. Fue sustituido por un Gobierno de coalición controlado en la práctica por los comunistas yugoslavos.

Después del golpe de Estado que anuló en la práctica la adhesión de Yugoslavia al Pacto Tripartito, el nuevo Gobierno trató en vano de apaciguar a Hitler, que decidió el mismo día del golpe atacar el país. El 6 de abril, tras arduos preparativos y sin declaración de guerra, los alemanes bombardearon Belgrado y dieron comienzo a una campaña relámpago en la que forzaron la rendición yugoslava en doce días, con ayuda de sus aliados. Poco antes de la capitulación, el rey Pedro y el Gobierno del general Dušan Simović habían abandonado el país y se habían trasladado a Londres a través de Grecia y Palestina para continuar la resistencia contra los ocupantes como uno más de los Gobiernos Aliados instalados en la capital británica.

El Gobierno exiliado tuvo escaso éxito en sus actividades.[1]​ Su historia se divide en cuatro etapas: la del Gobierno de unidad de Simović surgido del golpe de Estado y respaldado por la mayoría de los oficiales que habían logrado salir de Yugoslavia, que duró hasta enero de 1942; la de los gabinetes del profesor Slobodan Jovanović y Miloš Trifunović hasta agosto de 1943, que conservó a las principales figuras políticas del Consejo de Ministros anterior y añadió a su principal figura, el general Draža Mihajlović (ministro de Defensa); la del Gobierno tecnocrático del diplomático Božidar Purić hasta junio de 1944 y la del último gabinete de Ivan Šubašić, nuevamente formado por políticos pero sin representantes serbios y ya sin Mihajlović, y creado con el propósito de alcanzar un acuerdo de gobierno con Tito, que se disolvió el 7 de marzo de 1945.[2]​ La composición de los sucesivos gabinetes, con dos ministros por partido habitualmente, permitió a los serbios del antiguo reino controlarlos, aunque el poder real del Gobierno en exilio fue escaso.[2]

El fracaso del Gobierno en el exilio se debió a diversas causas: sus miembros eran en general políticos con más experiencia en la oposición que en el Gobierno, el país carecía de una larga trayectoria de democracia parlamentaria y se encontraba dividido por diversos nacionalismos, el Gobierno no contaba con un programa claro para la posguerra más allá de una vuelta a la situación de entreguerras y se mostró incapaz de mostrar unidad y dirigir el país desde el extranjero.[3]​ Su cercanía a los británicos, la menor de las tres potencias Aliadas y cada vez más incapaz de imponer sus posiciones, la robusta posición de los comunistas yugoslavos —bien organizados y dirigidos, con una propaganda eficaz y con el creciente apoyo del Ejército soviético— y los deseos de cambio de parte de la población menguaron las posibilidades de éxito de los exiliados.[3]

  1. Tomasevich, 1975, p. 262.
  2. a b Tomasevich, 1975, p. 263.
  3. a b Kay, 1991, p. 18.

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