Guerra Boshin 戊辰戦争 | ||||
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Samuráis del clan Shimazu, aliados con la facción imperial durante la guerra Boshin. Fotografía de Felice Beato. | ||||
Fecha | enero de 1868 - mayo de 1869 | |||
Lugar | Japón | |||
Resultado |
Fin del Shogunato Restauración del poder imperial | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Bajas | ||||
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La Guerra Boshin (戊辰戦争 Boshin Sensō?, "Guerra del Año del Dragón")[2] es el nombre que se le dio a la guerra civil que tuvo lugar en Japón desde 1868 hasta 1869 entre los partidarios del gobierno del shogunato Tokugawa en el poder y la facción que pretendía la devolución del poder político a la corte imperial. La guerra tuvo su origen en la insatisfacción existente entre muchos nobles y jóvenes samuráis con el trato a los extranjeros por parte del gobierno como consecuencia de la apertura de Japón en la década precedente.
La alianza entre clanes del sur, especialmente de dominios como Chōshū y Satsuma, y funcionarios de la corte consiguió asegurar el control de la corte imperial e influyó al joven emperador Meiji. Tokugawa Yoshinobu, el shōgun gobernante, al darse cuenta de la futilidad de la situación decidió abdicar del poder en favor del emperador. Yoshinobu esperaba que con ello el clan Tokugawa pudiera preservarse y tuviera la oportunidad de participar en el futuro gobierno. Sin embargo, movimientos militares de las fuerzas imperiales, violencia partidaria en Edo y un decreto imperial promovido por Satsuma y Chōshū que abolía el gobierno del clan Tokugawa, llevó a Yoshinobu a lanzar una campaña militar con el objetivo de tomar la corte del emperador en Kioto.[3]
La ventaja militar rápidamente estuvo del lado del bando imperial, el cual estaba relativamente modernizado. Después de una serie de batallas que culminaron con la rendición de Edo,[4][5] Yoshinobu se rindió personalmente, aunque algunos de sus seguidores se replegaron hacia Honshū y posteriormente a Hokkaidō, donde fundaron la República de Ezo. La derrota durante la batalla de Hakodate terminó con este último foco de resistencia, con lo que el gobierno supremo del Emperador se extendió a todo el país, completando la fase militar de la Restauración Meiji.[6]
Alrededor de 120 000 soldados fueron movilizados durante el conflicto, de los cuales cerca de 3500 fallecieron en combate.[1] Al final, la victoriosa facción imperial abandonó su objetivo de expulsar a los extranjeros de Japón y en su lugar adoptó una política de continua modernización con el objetivo de eventualmente renegociar con las potencias occidentales los tratados desiguales. Gracias a la persistencia de Saigō Takamori, prominente líder de la facción imperial, los partidarios de los Tokugawa recibieron clemencia y a muchos líderes del shogunato se les concedieron posiciones de responsabilidad dentro del nuevo gobierno.
La guerra Boshin da testimonio del avanzado estado de modernización alcanzado por Japón apenas catorce años después de su apertura a Occidente, el elevado nivel de involucramiento de países occidentales (especialmente el Reino Unido y Francia) en la política del país, y la bastante turbulenta instalación del poder imperial. Con el tiempo, el conflicto ha sido idealizado por quienes consideran a la Restauración Meiji como una «revolución sin sangre» por el número relativamente moderado de bajas registradas. En Japón además se han realizado una gran cantidad de recreaciones, por ejemplo algunos de los elementos del conflicto se incorporaron en la película El último samurái (2003).