La guerra de la Plata o guerra Platina (18 de agosto de 1851 - 3 de febrero de 1852) fue una guerra entre la Confederación Argentina y la alianza formada por el Imperio del Brasil, República Oriental y las provincias argentinas de Entre Ríos y Corrientes. La guerra fue parte de una larga disputa de intereses entre Argentina y Brasil por su influencia sobre Uruguay y Paraguay, y la hegemonía en la Región Platina (áreas colindantes al Río de la Plata). El conflicto se desarrolló en Uruguay, sobre el Río de la Plata y al noreste de Argentina. Los problemas internos de Uruguay, incluida la revuelta de Antonio Lavalleja y la guerra grande, fueron los principales factores que mantuvieron la Guerra Platina.
En 1850, la región del Plata se mantuvo políticamente inestable. El gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, utilizaba sus influencias políticas para ganar control dictatorial sobre las provincias argentinas, lo que generaba oleadas de rebeliones regionales. Mientras tanto, en Uruguay se desarrollaba la Guerra Civil que se inició después de la rebelión de Fructuoso Rivera, en 1836 tras la asunción de Manuel Oribe. Rosas apoyó al Partido Blanco durante el conflicto, ya que buscaba extender la frontera argentina a las áreas ocupadas por España durante el anterior Virreinato del Río de la Plata. Lo que significaría controlar Uruguay, Paraguay y Bolivia. Esto amenazó los intereses y soberanía del Imperio del Brasil, ya que el territorio del anterior Virreinato llegaba hasta la provincia de Río Grande del Sur, parte del territorio brasileño.
Brasil buscó eliminar la amenaza de Rosas, por lo que en 1851 se alió con las provincias separatistas argentinas de Corrientes y Entre Ríos, lideradas por Justo José de Urquiza y al Partido Colorado uruguayo que era afín a la integración internacional. Después aseguró el flanco sudeste al aliarse con Paraguay y Bolivia. Y dirigió una ofensiva en contra del régimen de Rosas, provocando una declaración de guerra.
Las fuerzas aliadas avanzaron hacia el territorio de Uruguay derrotando a los partidarios de Rosas y del Partido Blanco uruguayo liderado por Manuel Oribe. Posteriormente las fuerzas aliadas se dividieron para avanzar por tierra para enfrentar las principales defensas de Juan Manuel de Rosas y por mar para atacar directamente Buenos Aires.
La guerra Platina terminó en 1852 con la victoria aliada en la batalla de Caseros, lo que estableció por un tiempo la hegemonía de Brasil sobre gran parte de Sudamérica. El fin de la guerra y la desaparición de Rosas inició un periodo de estabilidad económica y política en el Imperio del Brasil, un proceso político en Argentina que resultó en un Estado más unificado y un corto periodo de paz institucional en Uruguay que declaraba "ni vencedores ni vencidos". Sin embargo, el fin de la guerra no resolvió todos los problemas de la región Platina. La agitación siguió durante los años siguientes por las disputas internas e intrigas que se desarrollaron en Uruguay, una larga guerra civil en Argentina y un Paraguay emergente que buscaba imponer sus pretensiones. Más adelante se desarrollaron dos guerras internacionales importantes conocidas como la guerra de La Triple Alianza en Paraguay y la Invasión brasileña de 1864 en Uruguay durante las dos décadas siguientes provocadas por ambiciones territoriales y conflictos de influencias.