La Guerra civil romana de 350-353 fue un conflicto entre el emperador Constancio II y el usurpador Magnencio, y que finalizó con la muerte del segundo. Fue una guerra muy sangrienta e incluye la terrible batalla de Mursa Major, significando un desgaste tremendo para el imperio y permitiendo una serie de invasiones (francos, alamanes y sajones) que sólo Juliano el Apóstata pudo contener.