Las habilidades intelectuales, habilidades cognitivas (o cognoscitivas), competencias cognitivas, facultades mentales, competencias intelectuales, capacidades intelectuales, aptitudes cognitivas o capacidades cognitivas son las funciones cerebrales necesarias para la adquisición y procesamiento del conocimiento, el tratamiento de la información y el razonamiento. Entre las varias habilidades intelectuales que se han identificado o descrito pueden citarse:
La aptitud numérica: capacidad de razonar con conceptos numéricos sencillos y de aplicarlos.
La comprensión verbal: habilidad para comprender lo que se lee o se oye y la relación entre las palabras.
La velocidad perceptual: habilidad para identificar rápidamente y con precisión las similitudes y las diferencias.
El razonamiento inductivo: capacidad de obtener conclusiones generales a partir de premisas que contienen datos particulares.
El razonamiento deductivo: capacidad de obtener conclusiones particulares a partir de premisas generales.
El razonamiento abductivo: capacidad de llegar a conclusiones válidas a partir de establecer analogías "libres".
La visualización espacial: habilidad de imaginar la manera en que se vería un objeto al cambiarlo de posición en el espacio.
La memoria: habilidad para registrar, almacenar, retener y recordar informaciones recibidas de manera mediata o inmediata.
La voluntad: aptitud de decidir y ordenar la propia conducta.
Cuando se habla, en singular, de capacidad intelectual o capacidad cognitiva, normalmente se está aludiendo al cociente de inteligencia (CI), también llamado cociente intelectual[nota 1] y coeficiente de inteligencia.[nota 2]
La habilidad intelectual no debe confundirse con la agilidad mental, que es la capacidad de «ejecutar de forma rápida y eficaz las tareas de índole intelectual».[1] Dos personas que, en un test prolongado de una determinada habilidad intelectual puntúen igual, pueden puntuar diferente si el tiempo del test es más reducido y una tiene una agilidad mental superior a la otra.[2]
Tradicionalmente se postulaba que las "potencias del alma" eran «memoria, inteligencia y voluntad».[3]
Algunas habilidades intelectuales gozan de mejor consideración social que otras: normalmente, cuando se dice que una persona posee "grandes facultades intelectuales", se quiere decir que es muy inteligente[4] (en un test habría sacado un CI alto), mientras que la memoria ha sido tildada de «inteligencia de los tontos».[5] Según el filósofo José Antonio Marina, esto se debe a una mala interpretación.[6]
Error en la cita: Existen etiquetas <ref> para un grupo llamado «nota», pero no se encontró la etiqueta <references group="nota"/> correspondiente.
↑Wilhelmsen, Elizabeth (1990). «V». La memoria como potencia del alma en San Juan de la Cruz. Nebraska, Estados Unidos: Universidad de Nebraska. p. 46. Consultado el 13 de diciembre de 2020.