Santa Hildegarda de Bingen | |||
---|---|---|---|
Protestificatio de Scivias, Fol. 1. Facsímil de Eibingen del códice de Ruperstberg. | |||
| |||
Doctora de la Iglesia proclamada el 7 de octubre de 2012 por el papa Benedicto XVI | |||
| |||
Información personal | |||
Nombre de nacimiento | Hildegard von Bingen | ||
Nacimiento |
1098 Bermersheim vor der Höhe (Sacro Imperio Romano Germánico) | ||
Fallecimiento |
17 de septiembre de 1179 (81 años) Bingen (Sacro Imperio Romano Germánico) | ||
Sepultura | Parroquia de Santa Hildegarda en Eibingen | ||
Religión | Iglesia católica | ||
Educación | |||
Educada en | Disibodenberg | ||
Información profesional | |||
Ocupación | Naturalista, escritora, compositora, filósofa, iluminadora, médica, monja (desde 1114), poeta, teóloga, abadesa, artista, dramaturga, botánica, místico, sexóloga y polímata | ||
Información religiosa | |||
Beatificación | 26 de agosto de 1326 por Juan XXII | ||
Canonización | 10 de mayo de 2012 (canonización equivalente) por Benedicto XVI | ||
Festividad | 17 de septiembre | ||
Atributos |
hábito benedictino cruz pectoral pluma libro | ||
Venerada en |
Iglesia católica Comunión anglicana | ||
Patronazgo | de los esperantistas | ||
Santuario | Abadía de Eibingen, Alemania | ||
Obras notables | |||
Orden religiosa | Orden de San Benito | ||
reconocimientos
| |||
Hildegarda de Bingen (en alemán: Hildegard von Bingen; Bermersheim vor der Höhe, Sacro Imperio Romano Germánico, verano de 1098-Monasterio de Rupertsberg, 17 de septiembre de 1179) fue una santa abadesa benedictina y polímata alemana, activa como compositora, escritora, filósofa, científica, naturalista, médica, mística, líder monacal y profetisa durante la plena Edad Media.[1] Conocida también como la sibila del Rin y la profetisa teutónica, es asimismo una de las compositoras más famosas de monofonía sacra, así como la más grabada en la época moderna.[2][3] Además, es reconocida por muchos expertos como la madre de la historia natural.[4]
Considerada una de las personalidades más influyentes, polifacéticas y fascinantes de la Baja Edad Media y de la historia de Occidente,[5] es también una de las figuras más ilustres del monacato femenino y quizás quien mejor ejemplificó el ideal benedictino,[6] al estar dotada de una inteligencia y cultura fuera de lo común, comprometida con la reforma gregoriana[7] y al ser una de las escritoras de mayor producción de su tiempo.[8]
El convento de Hildegarda la eligió como magistra (madre superiora) en 1136. Fundó los monasterios de Rupertsberg, en 1150, y de Eibingen, en 1165. En su producción se encuentran obras teológicas, botánicas y medicinales,[9] así como cartas, himnos y antífonas para la liturgia.[10] Escribió poemas y supervisó iluminaciones en miniatura en el manuscrito de Rupertsberg de su primera obra, Scivias.[11] Sobreviven más cantos de su composición que por cualquier otro compositor en toda la Edad Media, y es una de los pocos compositores que se sabe escribieron tanto la música como las letras.[12] Una de sus obras, el Ordo Virtutum, es un ejemplo temprano de un drama litúrgico y es probablemente el ejemplar más antiguo que sobreviva de moralidad.[nota 1] También se le conoce por la invención de una lengua construida conocida como Lingua Ignota.
Aunque la historia de su canonización es compleja, diversas ramas de la Iglesia la han reconocido como santa durante siglos; el 7 de octubre de 2012, en la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos, el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a san Juan de Ávila, en reconocimiento de «su santidad de vida y la originalidad de sus enseñanzas».[13] En palabras de la filóloga Victoria Cirlot:
[...] atravesando el muro de los tiempos han quedado sus palabras, incluso su sonido, y las imágenes de sus visiones.[14]
Error en la cita: Existen etiquetas <ref>
para un grupo llamado «nota», pero no se encontró la etiqueta <references group="nota"/>
correspondiente.