Gibones y siamang | ||
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Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Mammalia | |
Orden: | Primates | |
Suborden: | Haplorrhini | |
Infraorden: | Simiiformes | |
Parvorden: | Catarrhini | |
Superfamilia: | Hominoidea | |
Familia: |
Hylobatidae Gray, 1870 | |
Géneros | ||
Los hilobátidos (Hylobatidae) son una familia de primates hominoideos que incluye a todas las especies de gibones y al siamang.[1] Esta familia agrupa a cuatro géneros, Hoolock, Hylobates, Nomascus y Symphalangus,[2][3] los cuales a su vez integran dieciocho especies.[4][5]
Se diferencian de los otros hominoideos principalmente por su menor tamaño, la gran longitud de sus brazos con respecto al tamaño corporal, su estilo de vida exclusivamente arborícola, el uso de la braquiación como forma principal de locomoción y por su organización social basada en parejas monogámicas.[6] Al igual que los demás hominoideos su cavidad craneal es voluminosa; sus órbitas son grandes y algunas especies poseen un saco gular en el cuello que les permite intensificar sus llamados.[7][8] Obtienen su alimento en las horas del día y la mayoría de las especies se alimentan principalmente de pulpa de frutas,[9] complementando su dieta con hojas e invertebrados.[10]
Los hilobátidos habitan en casi todo el Sudeste de Asia en hábitats de selva tropical lluviosa y subtropical,[11] principalmente en zonas de baja altitud.[2] Son animales sociales y territoriales que conforman grupos pequeños de cuatro individuos en promedio, conformados por una pareja monógama y sus hijos.[12] Protegen este territorio activamente y mantienen alejados a los posibles rivales por medio de despliegues, principalmente vocales, en los cuales las parejas de adultos de cada grupo entona a dúo ruidosos cantos de advertencia.[9]
Todas las especies de la familia se encuentran amenazadas de extinción, a causa de la creciente población humana del sudeste asiático que ha deforestado, deteriorado y fragmentado su hábitat, para dedicar el suelo a diversas actividades económicas. La presencia de humanos también ha propiciado otras actividades que han contribuido a la merma de su población, como la caza para aprovechar su carne o como insumo para medicinas tradicionales, y la captura de ejemplares vivos para venderlos como mascotas o para exhibición en zoológicos.[13] En la Lista Roja de la UICN, la mayor parte de las especies se clasifican como en peligro de extinción y dos de ellas se catalogan como en peligro crítico.[14] En la publicación bienal Los 25 primates en mayor peligro del mundo 2016-2018, también se incluye una especie.[15]
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