Inanna

La Reina de la Noche (relieve), posible representación de Inanna en el Museo Británico.
El matrimonio de Inanna y Dumuzi, al que Inanna mandó a los infiernos por tratar de ocupar su lugar cuando ella estaba en el inframundo, antes de ser resucitada por Enki.[1]

En la mitología sumeria Inanna era la diosa del amor, la belleza, el sexo, la guerra, la justicia y el poder político, y protectora de la ciudad de Uruk. Originalmente fue adorada en Sumeria con el nombre de «Inanna», y más tarde por los acadios, babilonios y asirios con el nombre de «Ishtar».[3]​Se la conocía como la «Reina del Cielo» y era la diosa patrona del templo de Eanna en la ciudad de Uruk, que era su principal centro de culto. Se la asociaba con el planeta Venus y sus símbolos más destacados eran el león y la estrella de ocho puntas, así como un haz de juncos verticales con la parte superior curvada. Según la mitología sumeria, era hija de Nannar (Sin en acadio, dios de la Luna) y Ningal (la Gran Dama, la luna) y hermana gemela de Utu, conocido en acadio como Shamash. Su consorte fue Dumuzi (semidiós y héroe de Uruk, más tarde conocido como Tammuz) y su sukkal, o asistente personal, era la diosa Ninshubur (que más tarde se mezcló con las deidades masculinas Ilabrat y Papsukkal). Ishtar o Inanna representa el arquetipo de la Diosa madre.[4]

Inanna recibía culto en Sumer al menos desde el período de Uruk (c. 4000 a. C. - c. 3100 a. C.), pero tuvo poca actividad de culto antes de la conquista de Sargón de Acad. Durante la época postsargónica, Inanna se convirtió en una de las deidades más veneradas del panteón sumerio,[5][6]​ con templos en toda Mesopotamia. El culto a Inanna/Ishtar, que puede haber estado asociado a diversos ritos sexuales, fue continuado por los pueblos de habla semítica oriental (acadios, asirios y babilonios) que sucedieron y absorbieron a los sumerios en la región. Los asirios la adoraban especialmente y la elevaron a la máxima deidad de su panteón, por encima de su dios nacional Assur. En la Biblia hebrea se alude a Inanna/Ishtar, que influyó enormemente en la ugarítica Ashtart y posteriormente en la fenicia Astarté, que a su vez posiblemente influyó en el desarrollo de la diosa griega Afrodita. Su culto continuó floreciendo hasta su declive gradual entre los siglos I y VI de nuestra era, a raíz del cristianismo.

  1. Leick, Gwendolyn (2002). «Eridu». Mesopotamia: la invención de la ciudad. Barcelona: Rubí. 84-493-1275-2. 
  2. Heffron, 2016.
  3. /ˈɪʃtɑːr/; Dištar[2]
  4. «La diosa Inanna / Ishtar». 
  5. Wolkstein y Kramer, 1983.
  6. Nemet-Nejat, 1998.

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