Irene de Atenas | |||||||
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Sólido donde aparece Irene de Atenas | |||||||
Emperatriz reinante bizantina | |||||||
19 de agosto de 797-31 de octubre de 802 | |||||||
Predecesor | Constantino VI | ||||||
Sucesor | Nicéforo I | ||||||
Regente del Imperio bizantino | |||||||
8 de septiembre 780-19 de agosto de 797 | |||||||
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Información personal | |||||||
Proclamación | 15 de enero de 792 | ||||||
Coronación | 17 de diciembre de 769 | ||||||
Nacimiento |
c. 750-756 Atenas, Imperio bizantino | ||||||
Fallecimiento |
9 de agosto de 802 Lesbos, Imperio bizantino | ||||||
Religión | Iglesia católica | ||||||
Familia | |||||||
Dinastía | Dinastía isáurica | ||||||
Cónyuge | León IV | ||||||
Hijos | Constantino VI | ||||||
Información profesional | |||||||
Ocupación | Monarca | ||||||
Irene I o Irene Sarantapechaina (en griego: Ειρήνη Σαρανταπήχαινα) ( c. 750-756 - 9 de agosto de 802), conocida también como Irene de Atenas o Irene "La Ateniense" (en griego: Ειρήνη η Αθηναία), fue emperatriz del Imperio Bizantino.[nota 1] Fue esposa y emperatriz consorte del emperador León IV y madre de Constantino VI, durante cuya minoría de edad (780-790) asumió la regencia. En 792 fue asociada al trono por su hijo y, más tarde, asumió el poder en solitario entre 797 y 802, como emperatriz reinante y única gobernante del Imperio Romano de Oriente. Miembro de la prominente familia Sarantapechos, fue elegida novia de León IV por razones desconocidas en 768. Aunque su marido era un iconoclasta, Irene albergaba simpatías iconófilas. Durante su gobierno como regente, convocó el Concilio de Nicea II en 787, que condenó la iconoclasia como herética y puso fin al primer periodo iconoclasta (730-787). Su figura pública fue muy polarizante durante sus 5 años de reinado, ya que la mayoría consideraba que una mujer no tenía derecho a gobernar en solitario. Su reinado como tal la convirtió en la primera emperatriz regente, gobernando por derecho propio, en la historia imperial romana y bizantina.[2]
La prematura muerte de su marido hizo que el trono quedara realmente en sus manos, dejándola como única responsable. Durante su regencia con su hijo Constantino, Irene llegó a ejercer una enorme influencia en las políticas gubernamentales. Cuando Constantino alcanzó la madurez, empezó a alejarse de la influencia de su madre. A principios de la década de 790, varias revueltas intentaron proclamarlo como único gobernante. Una de estas revueltas tuvo éxito, pero en 792 Irene fue restablecida en todos los poderes imperiales como co-emperadora con Constantino. En 797, Irene organizó una conspiración en la que sus partidarios sacaron los ojos a su hijo, mutilándolo gravemente. Constantino fue encarcelado y probablemente murió poco después. Con él fuera del camino, Irene se proclamó única gobernante. El papa León III—que ya intentaba romper los lazos con el Oriente bizantino—utilizó la supuesta condición sin precedentes de Irene como mujer gobernante del Imperio romano para proclamar a Carlomagno como emperador de los romanos el día de Navidad del año 800 con el pretexto de que una mujer no podía gobernar y que, por tanto, el trono del Imperio romano estaba de hecho vacante. Una revuelta en 802 derrocó a Irene y la exilió a la isla de Lesbos, siendo sustituida en el trono por Nicéforo I. Irene murió en el exilio menos de un año después.
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