Un o una lente de contacto (también conocido como lentilla o pupilente) es un disco pequeño de materia plástica o vidrio, cóncavo de un lado y convexo por el otro, cuya finalidad es correctora o simplemente cosmética, y que se pone en el ojo, concretamente sobre la capa lagrimal que cuida y lubrica la córnea.[1] Estos lentes son un producto sanitario y deben cumplir todos los requisitos de estos.