Fronteras del Imperio romano | ||
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Patrimonio de la Humanidad de la Unesco | ||
Vista de los restos del Muro de Adriano (limes britano) en el norte de Inglaterra. | ||
Localización | ||
País |
Alemania Reino Unido | |
Coordenadas | 49°06′09″N 10°34′42″E / 49.1023688, 10.5783664 | |
Datos generales | ||
Tipo | Cultural | |
Criterios | ii, iii, iv | |
Identificación | 430ter | |
Región | Europa | |
Inscripción | 1987 (XI sesión) | |
Extensiones | 2005, 2008 | |
Se conoce como limes (singular, en latín; plural: limites) cada uno de los límites fronterizos del imperio romano (el término limes significa «límite», «frontera», en latín). En Europa se ubicaba a lo largo de los ríos Rin y Danubio, para aprovechar el cauce de estos caudalosos ríos como fronteras naturales. Para completar esta frontera natural, los romanos construyeron grandes murallas fronterizas que se levantaron a partir de finales del siglo I en aquellas zonas que no se podían defender eficazmente de las cada vez más frecuentes invasiones bárbaras, aunque las defensas más importantes y más estructuradas son del siglo II. Cada cierta distancia, se unía una torre o cualquier otra fortificación a la muralla. Los limites solían atraer a los comerciantes, y las familias de los soldados se instalaban también en las cercanías, por lo que a la larga se convirtieron en núcleos de población romana (a pesar de estar expuestos a las incursiones extranjeras) y en centros de intercambio comercial y cultural entre latinos y bárbaros.
Las Fronteras del Imperio romano fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y específicamente el Muro de Adriano en 1987 y el Limes de la Alta Germania-Retia y Muro de Antonino[1] en 2005 y 2008, respectivamente. Es uno de los sitios transfronterizos que existen en el mundo.
Originalmente, la palabra limes designaba en latín a cualquier camino vigilado por patrullas fronterizas. Por ello, la palabra se usa para nombrar tanto auténticas murallas de piedra (provincia de Britania) como cadenas de fuertes de madera o piedra a cierta distancia unos de otros. Este último modelo era el imperante en la vasta y peligrosa frontera con Germania libera, en aquellos lugares donde no se podían emplear los grandes ríos como frontera. Con el tiempo, los propios romanos llegaron a contratar a las tribus germánicas como soldados para resguardar el limes.
Los principales limites fortificados durante el Imperio fueron los siguientes: