La lisozima, también llamada muramidasa, es una enzima de 14,4 kilodalton que daña las células bacterianas catalizando la hidrólisis de las uniones beta 1,4 entre los residuos de ácido N-acetilmurámico y N-acetil-D-glucosamina en un peptidoglicano. La lisozima es abundante en numerosas secreciones como la saliva, las lágrimas y el moco. Es abundante en la leche humana (unos 40mg/100ml) y de yegua, en las que constituye uno de los factores de defensa, mientras que está prácticamente ausente en la leche de los rumiantes y en la de cobaya. Está presente también en los gránulos citoplasmáticos de los neutrófilos polimorfonucleares PMN. La deficiencia en lisozima, debida a mutaciones en el gen LYZ situado en el cromosoma 12, ha sido asociada a displasias esqueléticas y a un aumento de la propensión a las infecciones.
La clara de huevo contiene una gran cantidad de este enzima. La lisozima fue descubierta por Alexander Fleming, quien también descubrió la penicilina. Actúa como una barrera frente a las infecciones. En la industria, la obtenida de la clara del huevo, se utiliza para el control de las bacterias lácticas en los vinos. También se utiliza en la fabricación de quesos, para protegerlos de las alteraciones por Clostridium.