Madonna como un icono comercial

Madonna durante el Rebel Heart Tour.

La artista estadounidense Madonna, se convirtió en una marca e ícono comercial[1]​ de alcance global desde que debutó en los años de 1980. Su éxito continúo en sus múltiples roles como cantante o empresaria, ha originado varios análisis multidisciplinarios por parte de profesionales como economistas, mercadólogos, científicos, historiadores, filósofos y muchos más. En esa plétora de temas desarrollados se encuentran las estrategias de mercadeo, el materialismo o el capitalismo. Varios autores crearon propios términos y conceptos al estudiarla, como el académico Stephen Brown quien acuñó la palabra «Sell-ebrity» para referirse a «la habilidad de la cantante de complementar su éxito musical con sus técnicas de mercadeo». Otros intelectuales llamaron al proceso de unificación del consumo de bienes (globalización), como la «economía-Madonna» y el profesor de negocios Oren Harari nombró a la «reinvención» que emplea en su carrera como el «Efecto Madonna».

Los antecedentes desde este tipo de perspectivas varían según el autor y las disciplinas afines, pero varios notaron que Madonna debutó justo después del cese de la recesión económica global y estadounidense que inició en la década de 1970 y culminó en 1982. Se convirtió así, en una figura paradigmática de la era «Reagan-Bush» y del Thatcherismo en el Reino Unido. Al poco tiempo, su presencia comercial aceleró el «consumismo extremo» según la National Geographic, tendencia y práctica originada durante ese decenio en la cultura de los Estados Unidos. Varios expertos apuntan que se convirtió en una precursora de la globalización antes de la utilización masiva del Internet y en el personaje más posmoderno del planeta, de acuerdo a las estimaciones de varios autores como David Held y Martin Amis.

Según algunos investigadores, Madonna es la primera estrella del pop en ser una «empresaria multimedia», así como el mayor ejemplo de la transición de la era análogica a la digital. Como consecuencia, el desarrollo de la industria de los negocios musicales, tal como se conoce, es en gran parte debido a ella. De esta manera se convirtió en un arquetipo para muchas compañías y otros famosos de forma directa o indirecta, siendo calificada por más de un autor como la «era Madonna». En 2010, al incluirla entre las «25 mujeres más poderosas del siglo xx», la revista Time declaró que todas las estrellas de las últimas dos o tres décadas deben agradecerle parte de sus éxitos a Madonna.

Para algunos detractores, Madonna se convirtió en la personificación del capitalismo, así como una representación de los peores excesos de la explotación comercial, derivada de la hegemonía comercio-cultural y en una promotora del consumismo banal. La denominaron como la «ambición rubia» y una oportunista «chica material» sin «talento» alguno más que solo la autopromoción. No obstante, muchos intelectuales la han defendido de sus críticos, mientras han elogiado su longevidad tras haber sido catalogada un gadget comercial efímero, en especial por hacer música pop, género musical asociado a la fugacidad. En distintas épocas, muchos medios la posicionaron por encima de sus contemporáneos como Michael Jackson, Cindy Lauper, Whitney Houston o Prince (e incluso de otros actos nuevos). En 2003, el publicista Michael Levine la describió como «la marca más conocida y reconocida en el negocio del entretenimiento», mientras la revista financiera Fast Company la calificó como «la mayor marca pop del planeta» en 2018.

Gracias a su habilidad de establecer tendencias culturales y comerciales en los siglos xx y xxi, se le ha hecho responsable de masificar y popularizar a escala planetaria e industrial a varios productos, empresas, conceptos, lugares, costumbres culturales y de hacer famosas a otras personas. El teólogo H. T. Spence notó que ella «se convirtió en icono y semidiós gracias al poder del comercialismo y productos de fabricación propia». El académico estadounidense Robert Miklitsch la describió como una de «las mayores "máquinas" de relaciones públicas en la historia». Según MuchMusic, ella es «la creadora de tendencias más grande del mundo» y para Vogue, es la primera coolhunter de la historia. La revista Forbes la calificó como «la emprendedora más inteligente de los Estados Unidos». Gracias a todo esto, algunos autores la han llamado la «Reina del Mercadeo» y una «reina Midas de las tendencias».

  1. Axelrod, Alan (2007), One thnousand one people who made America (en inglés), National Geographic Books, p. 206, ISBN 9781426200526 .

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