Durante el periodo merovingio, el mayordomo de palacio (del latín: maior domus, que significa «el más importante o el principal de todos los servidores de la casa») era el intendente principal del rey. Durante el reinado de los últimos reyes merovingios, llegaron a tener el poder político, ejerciendo una función similar a la de «primer ministro». Este cargo, frecuentemente, era hereditario.