Micelio

Micelio fúngico visto en una calicata.
Micelio y carpóforos de Agaricus bisporus.

El micelio es una estructura de los hongos de apariencia similar a una raíz, consistente en una masa de hifas ramificadas y de textura como de hilo,[1]​ que forman la parte vegetativa de los hongos pluricelulares como las setas y los mohos. Colonias micóticas compuestas de micelio pueden encontrarse dentro del suelo o sobre él, así como en muchos otros sustratos. Una típica espora única germina en un micelio monocariótico,[1]​ que no puede reproducirse sexualmente. Cuando dos micelios monocarióticos compatibles se unen y forman un micelio dicariótico, tal micelio puede formar cuerpos fructíferos, tales como setas.[2]​ Un micelio puede ser diminuto, formando una colonia que es demasiado pequeña para verse a simple vista, o puede crecer hasta abarcar cientos de hectáreas, como es el caso del hongo de miel.

Los cuerpos vegetativos de la mayoría de los hongos (y, por tanto, el de los líquenes) están constituidos por filamentos pluricelulares denominados hifas. Las hifas crecen tan solo apicalmente en el ápice. Las hifas pueden crecer con mucha rapidez, hasta más de 1 mm por hora. Por este motivo y por las frecuentes ramificaciones surge en el sustrato una maraña de hifas con una enorme superficie: el micelio.

A través del micelio, un hongo absorbe nutrientes de su ambiente. Lo hace en un proceso de dos etapas. Primero, las hifas secretan enzimas sobre o dentro de la fuente alimenticia, que descomponen biopolímeros en unidades más pequeñas tales como monómeros. Estos monómeros son luego absorbidos por el micelio por medio de difusión facilitada y transporte activo.

Como las hifas no están cutinizadas, el micelio es muy sensible a la desecación, pero, por otra parte, están muy capacitadas para absorber osmotróficamente las sustancias disueltas. Este hecho lo aprovechan muchas plantas superiores formando simbiosis con los hongos.

Las hifas de los hongos inferiores no son septadas (no presentan divisiones), organización sifonal.

Las hifas de los hongos superiores presentan septos, divididas en cámaras y células; pero con perforaciones, por lo que también en estos hongos el plasma forma un continuo.

Los micelios son vitales en los ecosistemas terrestres y acuáticos por su papel en la descomposición del material vegetal. Contribuyen a la fracción orgánica del suelo y su crecimiento libera dióxido de carbono a la atmósfera (ver ciclo del carbono). El micelio extramatrico ectomicorrízico, así como el micelio de los hongos micorrízicos arbusculares, aumentan la eficiencia de la absorción de agua y nutrientes de la mayoría de las plantas y confieren resistencia ante algunos patógenos vegetales. El micelio es una importante fuente de alimento para muchos invertebrados del suelo. Son vitales para la agricultura y son importantes para casi todas las especies de plantas, muchas especies coevolucionando con los hongos. El micelio es un factor principal en la salud, la ingesta de nutrientes y el crecimiento de una planta, siendo el micelio un factor importante para la aptitud de la planta.

Redes de micelios pueden transportar agua[3]​ y picos de potencial eléctrico.[4]

El esclerocio consiste en masas compactas o duras de micelio.

  1. a b Fricker, M.; Boddy, L.; Bebber, D. (2007). Biology of the fungal cell. Springer. p. 309–330. 
  2. «Mycelium». Microbiology from A to Z (en inglés). Micropia. Consultado el 30 de noviembre de 2021. 
  3. Worrich, A. (2017). «Mycelium-mediated transfer of water and nutrients stimulates bacterial activity in dry and olgiotrophic environments». Nature 8: 15472. Bibcode:2017NatCo...815472W. PMC 5467244. PMID 28589950. doi:10.1038/ncomms15472. 
  4. Andrew Adamatzky (2022). «Language of fungi derived from their electrical spiking activity». Royal Society Open Science 9 (4): 211926. Bibcode:2022RSOS....911926A. PMC 8984380. PMID 35425630. arXiv:2112.09907. doi:10.1098/rsos.211926. 

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