Se dice que un automóvil dispone de motor delantero cuando el propulsor está montado en la parte delantera del vehículo, en el espacio comprendido entre el habitáculo y el parachoques frontal. La principal ventaja de esta solución, utilizada en la inmensa mayoría de los coches de carretera actuales, es concentrar el peso sobre el eje de las ruedas delanteras, mejorando la tracción (en el caso de la tracción delantera) en superficies de bajo agarre.[1]
El motor en posición delantera se puede montar longitudinalmente (la solución más habitual hasta la década de 1960) o transversalmente. La caja de cambios a su vez puede ser longitudinal (colocada delante o detrás del motor) o transversal.