Muerte de Diana de Gales | ||
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Flores a las puertas del Palacio de Kensington en homenaje a Diana de Gales (1 de septiembre de 1997). | ||
Localización | ||
País | Francia | |
Localidad | puente del Alma | |
Lugar | túnel del Alma | |
Coordenadas | 48°51′52″N 2°18′07″E / 48.86436111, 2.30188889 | |
Datos generales | ||
Tipo | accidente automovilístico | |
Sede | París | |
Histórico | ||
Fecha | 31 de agosto de 1997 | |
Desenlace | ||
Muertos | 3 | |
Heridos | 1 | |
La muerte de Diana de Gales fue un acontecimiento que tuvo lugar en las primeras horas del 31 de agosto de 1997 cuando Diana Spencer, princesa de Gales, murió a causa de las heridas producidas en un accidente automovilístico ocurrido en el interior del túnel del Alma, en París (Francia). Su compañero sentimental, Dodi Al-Fayed,[1] y el conductor del vehículo, Henri Paul, murieron en el acto, mientras que el cuarto ocupante, el guardaespaldas Trevor Rees-Jones, logró sobrevivir pese a sufrir heridas de gravedad.
Algunos medios, como la BBC, afirmaron que la conducta errática de los paparazzi que perseguían el automóvil contribuyó al accidente.[2] En 1999, una investigación en Francia halló que Paul, quien perdió el control del coche yendo a gran velocidad bajo los efectos del alcohol y de medicamentos con prescripción médica, era el único responsable del siniestro (Paul era jefe de seguridad del Hotel Ritz y al parecer había incitado a los paparazzi a que esperaran a Diana y Dodi fuera del hotel).[3] Considerando que la presencia de antidepresivos y antipsicóticos en la sangre del chófer pudo haber empeorado su condición de ebriedad,[4] en 2008 el jurado de la Operación Paget emitió un veredicto de homicidio involuntario por parte de Paul y de los paparazzi que perseguían al vehículo.[5] Algunos medios afirmaron que Rees-Jones logró sobrevivir gracias a que llevaba puesto el cinturón de seguridad, si bien las investigaciones revelaron que ninguno de los ocupantes llevaba cinturón.[6]
La muerte de Diana, quien tenía 36 años cuando falleció,[7] causó una conmoción sin precedentes tanto en el Reino Unido como en todo el mundo, siendo su funeral presenciado por una audiencia estimada de 2500 millones de personas.