La nacionalidad portuguesa se regula por el Decreto-Ley n.º 237-A, de 14 de diciembre de 2006, y se rige por la Ley Orgánica n.º 2, de 17 de abril de 2006, que modificaron de forma sustancial la Ley de Nacionalidad (Ley n.º 37, de 3 de octubre de 1981). Desde 1981 el principio básico en el que se fundamenta la nacionalidad portuguesa es el ius sanguinis,[1] por el cual es ciudadano portugués de origen el individuo hijo de padre portugués o de madre portuguesa. En 2015 el Partido Social Demócrata aprobó una ley para conceder, en algunos casos especiales, la ciudadanía portuguesa a los nietos de portugueses.[1] El Bloco de Esquerda ha defendido reformar la legislación para otorgar la nacionalidad de origen a los nacidos en Portugal de padres extranjeros (ius soli).[1]