Una nebulosa planetaria es un objeto astronómico que se forma cuando una estrella similar al Sol agota su combustible nuclear y comienza a expulsar sus capas exteriores hacia el espacio. Este proceso crea una estructura brillante de gas y polvo; principalmente hidrógeno y helio, en expansión alrededor del cuerpo celeste que se ilumina por la radiación de la estrella central.[1]
Las nebulosas se encuentran en el espacio interestelar. La nebulosa más cercana a la Tierra se llama la Nebulosa Helix. Está aproximada a 700 años luz de la Tierra. [2]
Se le atribuye el nombre de nebulosa planetaria ya que sus descubridores, en el siglo XVIII,[3] observaron que su apariencia era similar a los planetas gigantes vistos a través de los telescopios ópticos de la época. [4]
Al final de la vida de las estrellas que alcanzan la fase de gigante roja, las capas exteriores de la estrella son expelidas debido a pulsaciones y a intensos vientos estelares. Tras la expulsión de estas capas, subsiste un pequeño núcleo de la estrella, el cual se encuentra a una gran temperatura y brilla de manera intensa. La radiación ultravioleta emitida por este núcleo ioniza las capas externas que la estrella había expulsado.[5]Las nebulosas planetarias son fenómenos relativamente breves en términos astronómicos ya que tiene una duración de decenas de miles de años (el tiempo de vida de una estrella común ronda los 10 000 000 de años).[6]
Las nebulosas planetarias son objetos de gran importancia en astronomía, debido a que desempeñan un papel crucial en la evolución química de las galaxias, devolviendo al medio interestelar metales pesados y otros productos de la nucleosíntesis de las estrellas (como carbono, nitrógeno, oxígeno y calcio). En galaxias lejanas, las nebulosas planetarias son los únicos objetos de los que se puede obtener información útil acerca de su composición química.[7]
Los astrónomos utilizan telescopios muy potentes para tomar imágenes de nebulosas lejanas como el Telescopio Espacial Spitzer y el Telescopio Espacial Hubble. Las imágenes tomadas por el telescopio espacial Hubble han revelado que muchas nebulosas planetarias presentan morfologías extremadamente complejas.[8][9] Solamente en torno a un quinto de ellas muestran formas más o menos esféricas.[10] El mecanismo que produce esta amplia gama de formas no se comprende todavía muy bien, aunque se cree que las estrellas binarias centrales,[11] los vientos estelares[12] y los campos magnéticos[13] podrían ejercer un papel importante.
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