En la astronomía, los planetas a simple vista corresponden a los 5 planetas del sistema solar que pueden ser vistos a simple vista sin mucha dificultad: son Venus, Marte, Mercurio, Júpiter y Saturno, los 5 planetas más cercanos a la Tierra. Son los únicos planetas conocidos desde antes de la invención del telescopio, por lo que también son denominados como los planetas clásicos.
En la antigüedad clásica se hablaba de los 7 planetas clásicos o 7 luminarias para referirse a 7 objetos astronómicos en el cielo nocturno visibles a la simple vista, incluyendo los arriba mencionados más la luna y el sol. La palabra planeta proviene de 2 palabras griegas relacionadas, πλάνης planēs (de ahí πλάνητες ἀστέρες planētes asteres «planetas, estrellas errantes») y πλανήτης planētēs, las 2 con el significado original de « errante », expresando el hecho de que estos objetos se mueven a través de la esfera celestial en relación con las estrellas fijas.[1][2] Astrónomos griegos tales como Gémino[3] o Ptolomeo[4] a menudo dividían los 7 planetas en el sol, la luna y los otros 5 planetas.
El término planeta en la terminología moderna se aplica solamente a satélites naturales que orbitan directamente alrededor del sol (u otras estrellas), de forma que solo cinco de los siete planetas clásicos son planetas en el sentido moderno. Los mismos siete planetas junto con los nodos lunares ascendente y descendente son mencionados en la astrología védica como los 9 Navagraha.
Mercurio y Venus son los únicos planetas visibles en el atardecer pues sus órbitas están al interior de la órbita de la Tierra en torno al Sol. Venus es el más prominente, el 3° objeto más brillante después del Sol y la Luna. Mercurio es más difícil para ver debido a su cercanía con el Sol. Marte está en su máximo brillo cuando está opuesto a la Tierra, lo que sucede cada 2 años. Júpiter y Saturno son los más grandes de los 5 planetas aunque como están más lejos reciben menos luz del sol. Sin embargo Júpiter es el más brillante después de Venus. La luminosidad de Saturno es aumentada por sus anillos, lo que hace que se refleje luz hacia la Tierra dependiendo del grado de inclinación de la elíptica. de todas formas los anillos no son lo suficientemente brillantes como para verse desde la tierra. Urano es visible solo en noches muy claras pero, a diferencia de los planetas a simple vista, es menos luminoso que cientos de estrellas y sólo se puede saber su existencia con telescopios.