Los platillos, platos, latos, címbalos o cimbales son instrumentos de percusión de sonido indeterminado,[1] lo que significa que las notas no tienen una altura definida. Pertenecen a la familia de los idiófonos, por lo que el sonido se produce entrechocando uno con otro o percutiéndolos con baquetas. [2]
Se trata de discos cóncavos de metal, que normalmente están hechos de una aleación de bronce o latón. Si bien los platos utilizados en las orquestas de cierto nivel están hechos de una mezcla de cobre, plata y estaño. Sus centros están agujereados para que, en el caso de ser entrechocados, se pueda pasar una correa de cuero o de piel que sirve de asa o abrazadera en su parte trasera; o bien, en el caso de platos suspendidos, el instrumento pueda introducirse en el soporte. Su tamaño influye directamente en la sonoridad, a mayor tamaño o grosor mayor potencia sonora.[3]