En zoología, las especies consideradas precoces son aquellas en las que las crías son capaces de ver, oír, ponerse en pie y realizar las demás funciones propias del individuo adulto, prácticamente desde el nacimiento. Por tanto, estas especies requieren menores cuidados maternales y son capaces de unirse a las actividades de los individuos adultos en pocos días. Entre las especies precoces más representativas están el caballo y la oveja, cuyas crías son capaces de andar a las pocas horas de nacer y siguen el ritmo de la manada en menos de una semana. El ser humano no se encuentra entre las especies precoces, al igual que el conejo doméstico o el perro.