Una progestina es un progestágeno sintético[1] que tiene efectos progestínicos similares a la progesterona.[2] Los dos usos más comunes de las progestinas son para la anticoncepción hormonal (ya sea sola o con un estrógeno), y para prevenir la hiperplasia endometrial de estrógenos sin oposición en terapia de sustitución hormonal. Las progestinas también son usadas para tratar la amenorrea secundaria, hemorragia uterina disfuncional, y endometriosis y como tratamiento paliativo de cáncer endometrial, carcinoma de células renales, cáncer de mama, y cáncer de próstata. Altas dosis de acetato de megesterol son usadas para tratar el desperdicio corporal asociado a la anorexia, caquexia, y SIDA. La progesterona (o algunas veces la progestina didrogesterona o caproato de 17-hidroxiprogesterona) es usada para el apoyo lúteo en protocolos FIV, cuestionablemente para el tratamiento de pérdida recurrente de embarazo, y para la prevención de parto prematuro en mujeres con una historia de al menos un parto prematuro espontáneo.[3] Las progestinas también son usadas en la castración química judicial de agresores sexuales como también para el tratamiento de aquellos que sufren de parafilia.