Quinto Sertorio | ||
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Información personal | ||
Nombre en latín | Quintus Sertorius | |
Nacimiento |
c. 123 a. C. Norcia (Italia) | |
Fallecimiento |
72 a. C. Osca (España) | |
Causa de muerte | Homicidio | |
Familia | ||
Padres |
Rhea Desconocido | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político de la Antigua Roma y militar de la Antigua Roma | |
Cargos ocupados | ||
Lealtad | República romana | |
Conflictos | Batalla de Arausio y guerra de Sertorio | |
Partido político | Populares | |
Distinciones | ||
Quinto Sertorio, en latín Quintus Sertorius (Nursia, 122 a. C. - Osca, 72 a. C.),[1] fue un destacado político y militar romano de la época final de la República romana, célebre por el movimiento antisilano que dirigió en Hispania.[2] Posteriormente fue mitificado como héroe nacional de España y Portugal.[3]
Perteneciente a una familia humilde aunque relacionada con la aristocracia republicana por medio de su tío, Cayo Mario, sirvió a sus órdenes durante la guerra de Yugurta y durante la guerra cimbria, donde se labraría cierta fama como militar. Su carrera política comenzó cuando fue nombrado tribuno militar (97 a. C.)[4] y destinado a Hispania, en donde sirvió a las órdenes de Tito Didio; aquí mostró de nuevo sus habilidades militares y llegó a ser condecorado con una corona gramínea (93 a. C.) tras derrotar a unos rebeldes en Cástulo.
En el año 90 a. C. fue elegido cuestor de la Galia Cisalpina. Tras expirar su tiempo en el cargo, combatió en calidad de legatus durante el transcurso de la guerra Social. Cuando estalló la guerra civil entre su tío y su antiguo lugarteniente, Sila, se declaró aliado del primero; no obstante, al ser nombrado pretor por el régimen de Cinna y Carbón, se trasladó a Hispania antes de que los conservadores tomaran la capital.
Tras ser nombrado dictador por el Senado, Sila decidió acabar con el último vestigio del régimen rebelde que aún se resistía a someterse a su persona; para ello enviaría a dos de sus comandantes más hábiles y leales, Metelo Pío (79 a. C.) y Pompeyo (76 a. C.).
La llegada de este último inclinaría la balanza bélica a favor de los conservadores que, en una campaña conjunta, acabaron con casi toda la resistencia (74 a. C.). Estas últimas derrotas dieron pie a la concepción de una conspiración liderada por Marco Perpenna Ventón que acabó con su vida en 72 a. C. El propio Perpenna asumió el liderazgo del régimen rebelde, al que Pompeyo aplastó pocos meses más tarde.