La Reforma escocesa fue la ruptura de Escocia con la Iglesia católica en 1560 y los eventos relacionados con la misma. Fue parte de la más amplia Reforma Protestante de Europa. En el caso de Escocia culminó con el establecimiento de una nueva congregación religiosa cristiana en la línea de la teología calvinista, y políticamente en el triunfo de la influencia inglesa sobre la francesa en Escocia.
En 1560, el Parlamento Escocés aprobó el Acta de Reforma, por medio de la cual se repudiaba la autoridad del Papa, se prohibía la celebración de la Misa y se adoptaba una Confesión de fe protestante. Esto fue posible por coincidir con una revuelta contra la hegemonía francesa. Antes de esto, Escocia estaba bajo la autoridad de la regente María de Guisa (Marie de Guise, en francés), que gobernaba en nombre de su hija ausente María I Estuardo quien en ese tiempo era también la reina consorte de Francia.
La Reforma escocesa conformó de manera decisiva a la Iglesia de Escocia[1] y, a través de ella, a todas las otras iglesias presbiterianas del mundo.