La sangiovese[1] es una variedad de uva tinta de vino. Su nombre deriva del latín sanguis Jovis (la sangre de Júpiter)[2] Es abundante desde el centro al sur de Italia, desde Romaña al Lacio, Campania y Sicilia. Fuera de Italia es más conocida como componente de los vinos de Brunello di Montalcino y Rosso di Montalcino y como componente principal de los vinos multivarietales de Chianti, Carmignano, Montepulciano d'Abruzzo y Vino Nobile di Montepulciano y Morellino di Scansano, aunque también se puede usar para hacer vinos monovarietales, como el Sangiovese di Romagna y el vino Tignanello, del moderno grupo de los Súper Toscanos.[3]
La sangiovese ya era bien conocida en el siglo XVI. El reciente perfil de ADN realizado por José Vouillamoz del Istituto Agrario di San Michele all’Adige sugiere que la ciliegiolo y la calabrese montenuovo son ancestros de la sangiovese. La primera es una variedad antigua muy conocida en la Toscana y la segunda es una variedad casi extinta de Calabria. Hay, al menos, catorce clones de sangiovese, de los cuales el más conocido es la brunello.[4] Se ha clasificado a los clones en sangiovese grosso (lo que incluye a la brunello) y sangiovese piccolo.[5]
Los vinos jóvenes de sangiovese tienen aromas a fresas frescas y un sabor un poco picante. Adquiere fácilmente notas de roble e incluso notas de alquitrán cuando envejece en barrica.[6] Aunque no son tan arómaticos como los pinot noir, cabernet sauvignon y syrah, los vinos de sangiovese suelen tener sabores a cerezas rojas agrias, aromas terrosos y notas de hojas de té. Los vinos de sangiovese tienen un nivel medio-alto de taninos y una alta acidez.[7]