Senador vitalicio fue una cualidad con origen en el patriciado, que era inherente al senador romano primordial, y que derogó Justiniano cuando limitó el ejercicio ejecutivo vitalicio, mediante el título «ad honorem» de «Expatricio». Así se mantenía el recuerdo del honor vitalicio de su cargo senatorial cuando cesaba su actividad ejecutiva y era enviado a «Sedes», por ejemplo, a «Provincias». ( Donde se derivó Expatriado).
Actualmente es una prerrogativa que poseen, salvo renuncia, los expresidentes de la república, que al dejar su cargo les permite desempeñarse como senadores con carácter vitalicio. Es una figura actualmente utilizada en el sistema italiano, paraguayo, ruandino y burundino. También existió en el sistema español, brasileño, chileno, peruano, venezolano, somalí, canadiense y congoleño.