Sila

Lucio Cornelio Sila
Dictador de la República Romana

Supuesto retrato de Lucio Cornelio Sula, de época augústea (Gliptoteca de Múnich).
Dictador de la República Romana
(Legibus faciendis et rei publicae constituendae causa)
82 a. C.-79 a. C.
Predecesor Cayo Servilio Gémino
(202 a. C.)
Sucesor Julio César
(49-44 a. C.)
Cónsul de la República Romana
80 a. C.
Predecesor Cneo Cornelio Dolabela y Marco Tulio Decula
Sucesor Apio Claudio Pulcro y Publio Servilio Vatia Isáurico
Información personal
Nombre completo Lucius Cornelius Sulla Felix
Nacimiento 138 a. C.
Roma, República romana
Fallecimiento 78 a. C. (60 años)
Puteoli, Campania, República romana
Familia
Cónyuge Ilia
Elia
Cecilia Metela
Valeria
Hijos Lucio Cornelio Sila
Cornelia
Fausto Cornelio Sila
Fausta Cornelia
Cornelia Póstuma
Información profesional
Lealtad República romana

Lucio Cornelio Sila Félix (en latín, Lucius Cornelius Sulla Felix;[1]Roma, 138 a. C.-Puteoli, 78 a. C.) fue uno de los más notables políticos y militares romanos de la era tardorrepublicana, perteneciente al bando de los optimates. Cónsul en los años 88 a. C. y 80 a. C. y dictador entre los años 81 a. C. y 80 a. C.[2]

Tras distinguirse en la guerra de Jugurta, la guerra cimbria y la guerra Social, los intentos de Cayo Mario por arrebatarle el control del ejército que debía combatir a Mitrídates VI de Ponto le llevaron a marchar sobre Roma y restaurar el statu quo anterior por la fuerza de las armas, siendo la primera vez que un ejército romano expugnaba la propia Urbe. Dejó Roma en manos de un cónsul popular, Lucio Cornelio Cina, y otro optimate, Cneo Octavio, marchando a combatir a Oriente, pero al poco retornó Mario, que aliado con Cina dio un golpe de Estado. Mario murió al poco tiempo, instaurando Cina un gobierno autocrático de tres años (Cinnanum tempus, 87-84) y persiguiendo a los seguidores de Sila.[3]

Éste derrotó en Oriente al rey Mitrídates, obligándole a firmar la Paz de Dárdanos en 86 a. C. Su vuelta a Italia precipitó la primera guerra civil (83-82 a. C.), en la que derrotó a los líderes populares Cneo Papirio Carbón y Cayo Mario el Joven, que habían tomado las riendas del Estado, mientras que un tercero, Quinto Sertorio, resistiría durante años a los silanos en Hispania.

Su victoria fue seguida por su dictadura indefinida, en la que además de perseguir sistemáticamente a sus enemigos y a todo aquel que no estuviera completamente de acuerdo con su régimen, realizó una ambiciosa obra legislativa para tratar de restaurar el funcionamiento de las instituciones republicanas. Finalmente, cumplidos sus objetivos, volvió a la condición de simple particular.

La posteridad ha estado muy dividida en su juicio sobre Sila, considerado por algunos un monstruo sanguinario y elogiado por otros a causa de sus dotes políticas.[4]​ La decisión de Sila de hacerse con el poder, posible irónicamente por las reformas militares de su rival que ligaban la lealtad del ejército a su general más que a Roma, desestabilizó permanentemente las estructuras de poder romanas. Líderes posteriores como Julio César seguirían su precedente para alcanzar el poder político a través de la fuerza.[5]

  1. Epigráficamente, L·CORNELIVS·L·F·P·N·SVLLA·FELIX, es decir, Lucius Cornelius Lucii filius Publii nepos Sulla Felix, Lucio Cornelio Sulla el Afortunado, hijo de Lucio, nieto de Publio según el sistema de filiación (praenomen, nomen y patronimicus) de la nomenclatura romana. El nombre Sila se debe presumiblemente a una corrupción de la antigua escritura SVILLA, que pudo derivar en ambos nombres. También se escribe a veces como Sylla debido a la traducción de la letra griega upsilon como y. En la Antigüedad, probablemente se pronunciaba siulla.
  2. «Biografia de Lucio Cornelio Sila». www.biografiasyvidas.com. Consultado el 3 de diciembre de 2022. 
  3. Cf. Bulst (1964) y Lovano (2002).
  4. Entre la historiografía moderna, Badian (1970) se destaca por su hostilidad, calificándole de «aventurero implacable» y «tirano siniestro», entre otros denuestos. El autor más favorable a la figura de Sila es Keaveney (1982), mientras que Hinard (1985) intenta abordar su figura con una imparcialidad no exenta de crítica hacia lo que considera una mitificación de la figura de Sila como tirano sanguinario, no avalada por las fuentes.
  5. «Plutarch • Life of Sulla». penelope.uchicago.edu. Consultado el 9 de diciembre de 2015. 

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